Mikhail Pichugin, un ruso de 46 años, se encuentra en estado satisfactorio en un hospital de Magadán tras ser rescatado el 14 de octubre. Su increíble historia de supervivencia, que incluye 66 días a la deriva en un bote inflable, ha conmovido a las comunidades locales y ha atraído la atención internacional.
Pichugin, emprendió un viaje en barco junto a su hermano Sergei de 49 años y su sobrino Ilya, de 15. El 9 de agosto, partieron desde la costa de la región de Khabarovsk, planeando cruzar rápidamente hacia la isla de Sakhalin.
Un relato histórico
Sin embargo, durante la travesía, las condiciones cambiaron drásticamente y el destino del grupo se tornó trágico. Los cuerpos de Sergei e Ilya no sobrevivieron, dejando a Pichugin solo en el vasto océano.
Desde su cama de hospital, con un aspecto pálido pero fuerte, el hombre compartió detalles de su lucha por permanecer con vida: "Con la ayuda de Dios, ¿cómo si no? Si un barco llamado Ángel me salvó", dijo, haciendo referencia al nombre del pesquero que le dio una nueva oportunidad.
Su historia de resistencia incluye métodos improvisados para sobrevivir, como recoger agua de lluvia y resguardarse bajo un saco de dormir lleno de pelo de camello, que lo mantuvo caliente durante las largas noches.
Aspectos que ifluyeron
Por otro lado, su esposa, Ekaterina, describió su supervivencia como un "milagro". Según ella, Pichugin había abordado el viaje con suficiente comida y agua para dos semanas, aunque al ser rescatado su peso había disminuido a la mitad, pasando de 100 a 50 kilos.
Este considerable sobrepeso, paradójicamente, pudo haber sido un factor clave en su supervivencia durante el tiempo que permaneció a la deriva. Las autoridades rusas, sin embargo, no solo han centrado su atención en la historia de supervivencia de Pichugin.
Podría ir a prisión
Un informe por parte de los investigadores de transporte ha comenzado a examinar posibles violaciones de las normas de seguridad que rodeaban la travesía. Esto podría conducir a cargos criminales para Pichugin, quien arriesga una pena de cárcel de hasta siete años.
La normativa exige que los barcos lleven teléfonos satelitales, el único medio de comunicación efectivo en el Mar de Ojotsk, lo que incrementa las responsabilidades en su travesía.
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