Cada jueves de Corpus Christi, las cofradías de los diablos danzantes celebran la lucha entre el bien y el mal e invaden con sus trajes rojos o de muchos colores, capas, cruces y coloridas máscaras, diversas regiones del país para rendir tributo al Santísimo Sacramento.
La festividad religiosa, nació entre los siglos XVI y XVIII, y es propia de las comunidades de la costa central de Venezuela.
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Los diablos danzantes
Los Diablos danzan al son del repique de la caja, un tambor típico. Bailan por las calles del pueblo para luego arrodillarse al unísono frente a la Iglesia, donde permanecen postrados en señal de respeto al Santísimo, mientras el sacerdote los bendice.
Esta tradición forma parte de la memoria histórica y de costumbres ancestrales de las comunidades. Una ocasión propicia para agradecer por promesas y favores concedidos.
La fraternidad de diablos está dividida en un orden jerárquico representado en sus máscaras, desde el capataz mayor hasta los nuevos promeseros que integran las hermandades.
Como parte de su manifestación religiosa, se realiza la juramentación de los nuevos promeseros, la procesión, el resguardo del Santísimo Sacramento y el tradicional recorrido por los altares, hasta que los diablos se arrodillan a las puertas de la iglesia, frente a la presencia de Jesús en la Eucaristía, y las máscaras caen al suelo como señal de rendición, para simbolizar el bien superando el mal.
Las cofradías de los diablos danzantes
En 2012, la UNESCO reconoció a los Diablos Danzantes del Corpus Christi como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, 11 cofradías recibieron este honor.
Con más de 2 mil 500 promeseros, los diablos danzantes de Yare, que se celebra hoy 8 de junio en el estado Miranda, es la cofradía más grande del mundo.
San Francisco de Yare es un pueblo muy religioso, donde los niños y niñas, desde muy temprana edad, comienzan a sentir devoción por el Santísimo Sacramento del Altar y rendir honores al Corpus Christi. Este año, arriban a 274 años de expresión religiosa y cultural, autóctona de esta zona.
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Otra de renombre es la de Naiguatá, ubicada en La Guaira. Tiene una historia de más de 300 años, donde los promeseros, la comunidad y visitantes, acuden en el Corpus Christi a la iglesia Nuestra Señora de Coromoto, en el sector Pueblo Arriba, para luego recorrer las calles y retornar para rendir honores al Santísimo.
Sus trajes y máscaras son muy coloridos, pero no con figura de diablos, sino alegóricas al mar. Llevan cencerros o cascabeles.
En Venezuela existen también cofradías en Aragua, Carabobo, Cojedes, Guárico y algunos estados cuentan en varios de sus poblados con diablos danzantes.
En cada una de las comunidades, las vestimentas, los bailes e instrumentos utilizados son diferentes, pero tienen en común una ceremonia plena de religiosidad popular, devoción y fe.
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