En un restaurante de Irak, los meseros son quienes atraen a los clientes no solo por su buen servicio, sino porque es una experiencia inusual debido a que muchos de ellos son robots.
En la segunda ciudad más grande de Irak, Mosul, se encuentra uno de los restaurantes más atractivos. Cientos de personas lo visitan a diario para vivir la experiencia de ser atendidos por un mesero robot.
Ese grupo, identificado ya como terrorista internacionalmente, devastó la ciudad entre los años 2014 y 2017, tras autoproclamar el califato, pidiendo lealtad de todos los musulmanes, desde esta ciudad, ubicada al norte del país y donde habitan poco menos de millón y medio de personas, haciendo este el cuarto territorio más poblado del país.
Pero esta iniciativa de jóvenes locales llega como un símbolo de resiliencia y del regreso de la vida.
“Como estudiantes y graduados del departamento de ingeniería de la Universidad de Mosul, pensamos en entrar al sector privado porque no hay más empleos públicos. Pensamos en hacer algo único. Había muchos restaurantes y cafeterías, y tuvimos que plantearnos una idea diferente. Así es como se nos ocurrieron los robots».
La creatividad de su negocio ha atraído a comensales de diferentes partes del país, quienes no solo celebran la creatividad, sino que también se divierten.