Un panadero francés que había iniciado una huelga de hambre para protestar por la expulsión de su ayudante, un inmigrante guineano indocumentado amenazado de expulsión, anunció este jueves que el hombre ha conseguido regularizar su situación.
Stéphane Ravacley, de la ciudad de Besançon (este), empezó una huelga de hambre la semana pasada en protesta porque su ayudante guineano, llamado Laye, debía dejar el país.
Laye, que llegó a Francia como menor no acompañado, cumplió 18 años el pasado 3 de enero.
La prefectura (delegación del Gobierno en el departamento) consideraba que sus documentos de identidad no eran auténticos. Pero de todas formas debía dejar el país al alcanzar la mayoría de edad.
Pero la embajada de Guinea en Francia le expidió un certificado de nacimiento, lo que unido a la movilización social de Ravacley. La misma reunió más de 200.000 firmas contra la expulsión, llevaron a la prefectura a reconsiderar su posición, según confirmó el panadero a medios locales.
Antes de abandonar la huelga de hambre, Ravacley acabó ingresado en el hospital tras pasar ocho días sin comer.
En un país donde las panaderías tradicionales son casi una religión, Ravacley defendió que su empresa necesitaba al chico guineano porque "nadie más quiere hacer este trabajo y por lo tanto Laye representa el futuro".
"No entiendo qué tiene que ver la edad con tener que irse, yo no soy más que un simple panadero. Pero hay cosas que son incomprensibles", recalcó el empresario. Cuyos clientes firmaron de forma masiva la petición en la plataforma change.org favor de que el ayudante pudiera asegurar el futuro del establecimiento.
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