El exjugador francés Emmanuel Petit ha encendido la mecha de una controversia que sacude los cimientos del FC Barcelona. Su confesión sobre la supuesta imposición del catalán en el vestuario azulgrana durante su paso por el club en la temporada 2000-2001, ha generado un revuelo que va más allá de lo deportivo. Petit denuncia una experiencia donde la lengua fue un motivo de conflicto.
El mediocampista, campeón del mundo con Francia, no se ha guardado nada. En un capítulo de su biografía, titulado elocuentemente "Barcelona, para mi desgracia", describe un vestuario "podrido por los clanes". Relata una llegada fría, donde la mayoría de sus compañeros "ni me prestó atención, ni me saludaron". Una división clara se manifestaba entre "catalanes, holandeses y el resto".
Pero la arista más afilada de su denuncia es la presión lingüística. "Tan pronto como llegué al Barcelona la gente me decía 'no intentes aprender castellano, tienes que aprender catalán'", revela Petit. Su sorpresa, al recordar que se encontraba en España, fue zanjada con una respuesta contundente: "No. Estás en Catalunya". Esta directriz, dice, marcó un punto de inflexión en su breve estadía.
Aunque intentó adaptarse al principio, la situación terminó por desbordarlo. "Entiendo que se sientan identificados con eso, pero eso está muy cerca del racismo", afirma Petit con una crudeza que resuena. El ex internacional francés subraya que, para él, el fútbol debe estar libre de tintes políticos o religiosos, y la exigencia de la lengua le pareció excesiva y fuera de lugar.
La adaptación de Petit al club fue, según su testimonio, una experiencia solitaria. "Estaba solo todo el tiempo y no había casi nadie del club que viniera a verme", lamenta. Esta falta de apoyo y acompañamiento por parte de la entidad contribuyó a su desazón, complicando aún más su integración y su rendimiento en el campo.
La confesión de Petit no es un hecho aislado. Se suma a las quejas de otros futbolistas que han vestido la camiseta del Barça, como David Villa o Ferrán Torres, quienes también habrían sufrido episodios de señalamiento por sentirse españoles. Las palabras del francés no solo reviven su malestar personal, sino que alimentan el debate sobre la posible influencia de la ideología en el ámbito deportivo del FC Barcelona, reabriendo una herida que parece nunca cicatrizar del todo.
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