Cuestionado, criticado, vilipendiado, odiado en diversos pasajes del torneo, y hasta muchas veces repudiado, José Alguacil… Sobre todo por esa cofradía erudita a la que llaman "mánagers de tribuna". Su camino, repleto de obstáculos en medio de aquella fuerte toletería que lo consagró, también se dio el tupé de verle perder el premio al Mánager del Año en una reñida votación… Pero hay algo que no perdió: La meta que se trazó.
Peleó, batalló, defendió, controló, ordenó, administró, y vigiló que su manada jamás se desviara, y eso precisamente hace un Rey León. Feroz, inteligente, premeditado; y con la imperiosa necesidad de saber atacar en el momento más indicado.
Su cartel de dirigente en el trayecto hacia el mejor beisbol del mundo con los Reales de Kansas City, le permitieron ser esa piedra angular para contar con beisbolistas de amplia envergadura. Y lo mejor, ninguna añadidura rimbombante dañó lo que amplios entendidas consideran como el Team Work.
José Alguacil confeccionó lo más importante, el respeto y la admiración de a quienes tenía todos los días para colocar en el lineup. Y esto vaya que gana preponderancia, por encima de cualquier condición.
Libre egos, un ya experimentado José Alguacil consultó perennemente al "Intocable" Wilson Álvarez. Así sus decisiones jamás se tomaron sin escuchar a Lipso Nava, y todo lo que se hacía contaron con la participación de Oscar Salazar… Alguacil comprendió ineludiblemente que en la fuerza está la unión.
"Mientras todos dormían o criticaban, yo jamás paré de trabajar", relató un efusivo José Alguacil, quien además reveló que en algún momento con los mismos Leones estuvo en el ojo del huracán.
"En Barquisimeto recuerdo que se habló de salir de mí si no ganaba par de juegos cruciales… Por eso hace minutos, me acerqué a uno de los directivos del club y le dí las gracias por confiar en mí y no botarme", confesó el también exjugador del cuadro interior tras conquistar el cetro 21.
En todo lo obtenido, entra en acción una frase certera, esa que más se le escuchó decir: "Una vez mas demostramos que cuando estamos todos unidos como una familia nadie se cae aquí". Dieciséis palabras que hay que enmarcar como símbolo predilecto de cada equipo en todo deporte que se quiera practicar.
Respetable y honorífico Rey
Como todo respetable Rey de la Selva, José Alguacil tiene en su estirpe el reconocimiento por los buenos contrincantes y más; si son sus amigos… Así, en medio de la celebración, se acercó a la cueva de los Tiburones de La Guaira y se quitó la gorra en señal de mérito y honor.
Allí, en el dugout escualo no le dejaron con el gesto; de inmediato se le acercó el coach de pitcheo Ricky Bones quien le brindó un fervoroso abrazo.
"Quiero Felicitar a mi amigo Henry Blanco y su equipo Tiburones de la Guaira por tan buena serie. Lo hablamos desde Spring Training que nos veríamos en la final y del resto se lo dejábamos en las manos de DIOS", escribió Alguacil unas cuantas horas después en su cuenta oficial de Twwitter.
José Alguacil… Un líder
Lloró, gritó, se emocionó, cantó, pensó, bailó y acompañó a sus muchachos… Incluso se bajó a empujar el inmenso carro cuando la llave maestra no lograba dar con el encendido. Un verdadero líder, porque en cada momento de apremio mantuvo el mismo mensaje de fortaleza y pasión.
Mas que un equipo una Familia…. Estoy orgulloso de mis jugadores, de mis coaches, de los trainers, de los Clubies, del Cuerpo de Seguridad de las familias y de todos los que tienen que ver con esta Familia. Somos los Gloriosos Leones del Caracas", dijo.
"Aquí hubo algunos que jugaron reventados, dieron el cien por ciento y lograron que esto se hiciera realidad. Me quedo con el corazón del equipo y los coaches que siempre estuvieron conmigo”… Rugió el mánager campeón.
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