Kylian Mbappé, la flamante incorporación del Real Madrid, parece destinado a heredar el icónico dorsal número 10, liberado tras la partida de la leyenda Luka Modric. Sin embargo, este no es un número cualquiera en el Santiago Bernabéu; en España, se rumorea que el 10 arrastra consigo una notoria "maldición", habiendo sido un peso pesado para la mayoría de sus portadores en el siglo XXI.
Los reportes apuntan a una decisión estratégica del Real Madrid: cambiar a Mbappé del dorsal 9 al 10. Esta maniobra, más allá del impacto en el merchandising, busca consolidar al astro francés como la piedra angular del proyecto merengue. La intención es clara, que Mbappé no solo sea el referente en el campo, sino también el símbolo de la nueva era blanca, llevando el mismo número tanto en su club como en la selección francesa.
Históricamente, lucir el 10 del Real Madrid en los últimos 20 años ha sido un camino lleno de escollos. Desde Luis Figo, quien lo portó durante seis exitosas temporadas a finales del siglo pasado, el dorsal pareció estar gafado hasta la llegada de Modric. Nombres como Robinho, Wesley Sneijder e incluso Lassana Diarra sufrieron con su peso, sin lograr replicar el brillo esperado de un jugador con ese número.
Mesut Özil, aunque talentoso, también vio su paso por el Real Madrid con el 10 manchado por altibajos. Luego, el espejismo de James Rodríguez, quien en su primera temporada ilusionó a todos con un rendimiento excepcional, pero cuya prometedora historia con el dorsal terminaría desvaneciéndose. Fue Luka Modric, el poseedor del Balón de Oro en la era Messi-Ronaldo, quien finalmente rompió el "círculo maldito" al adueñarse del número en 2017 y llevarlo a la gloria.
Ahora, Mbappé se enfrenta al colosal desafío de reemplazar a Modric, no solo en el dorsal, sino en el liderazgo y el impacto en el campo. Luka, el futbolista con más títulos en la historia del Real Madrid, deja un vacío enorme. Mbappé, que viene de una primera temporada individualmente destacada, pero quizás no tanto en lo colectivo, se medirá a esta "maldición" en un reto que podría definirse como uno de los más grandes de su carrera.
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