La Casa Blanca cayó en el Santiago Bernabéu, pero el camino que había labrado en Stanford Bridge le sirvió para dar el resto y avanzar a semifinales de la UEFA Champions League. El Chelsea fue amo absoluto y dominó, pero Modric y Benzemá se juntaron para bailar un merengue en Madrid.
La estrategia de los Blues, fue clara, cambiar todo lo sucedido en Londres; aplicando la lógica de transformar para no repetir errores del pasado. Consumado ésto, los hombres de Thomas Tuchel salieron con hambre, y comieron; en el inicio.
Pero la cena no estaba terminada, un gato andaba al asecho… El restaurante de la Liga de Campeones le tendría concedido un último bocado al Rey de Copas.
Pero vamos a la acción, cuando los comensales aún no habían iniciado a degustar: Mason Mount a pase de Werner quedaba cara a cara frente al guardameta Courtois, un exChelsea; y no lo perdonó. Era el 0-1 apenas en el minuto 15 de juego.
Iniciada la segunda parte con un inmenso Chelsea como claro dominante, la polémica arbitral se hizo sentir: el juez polaco Marciniak decretó un corner dudoso en favor de los ingleses, y de ese tiro de esquina salió el disparo perfecto que el defensor Antonio Rudiger supo cabecear con precisión. 0-2 en la capital española.
El Real Madrid intentaba con Benzema disparando a discreción, pero la barrera impuesta por el zaguero brasileño Thiago Silva dictaba la ley del rechazo. El amazónico Casemiro quiso emprender tareas titánicas, pero su mira resultó desviada y terminó enviado disparos hasta las gradas.
Timo Werner, el delantero alemán de lujo; se sumó a la fiesta de goles en el Bernabéu y colocaba el estruendoso 0-3 en Madrid, dejando a un estadio enmudecido. Era un debacle inesperada, sobretodo después de conquistar Inglaterra hace tan sólo una semana.
El auténtico manual del desastre estaba activado, pero el Real Madrid sacaba la casta que lo certifica como amo y señor de la experiencia campeonil de 10 semifinales en 12 años.
Con un Real moribundo, el croata Luka Modric rescataba un balón y con exquisito pase de tres dedos; empalmaba la gloria para Rodrygo al minuto 80.
El 1-3 aparecía y con él, la posibilidad de no morir de inmediato. Ese resultado daba capacidad de prórroga en España, y el gato; tiene más de siete vidas. En Chelsea parecen haber olvidado tal paradigma y dejaron extender el comrpromiso.
Camavinga ingresó en este cotejo de Champions y el rostro le cambió a los dueños de casa, El Real Madrid ganó dinamismo y la remontada empezaba a olerse en un ambiente que pasaba de la molestia a la resurrección.
Carvajal tuvo que auxiliar de central ante una lesión de Nacho, pero jamás hubo fallo; el lateral derecho sabe muy bien brindar seguridad en la zaga. A los 96 minutos, ya con juego alargado; Vinicius tomó la izquierda y centró algo templado para que apareciera: sí, ¿Quién más? El francés Karim Benzema.
Un cabezazo sin oposición colocaba el segundo gol madridista, y también la lápida a un Chelsea que quedaba tendido en suelo; un escenario emblemático que se les transformaba en campo santo, para mandarlos a descansar en paz y sacándolos de una Champions que vienen de conquistar.
El Real Madrid salía de las penumbras, para protagonizar una remontada épica que los sitúa de nuevo como semifinalistas del torneo más prestigioso de Europa y que ya están hartos y acostumbrados a ganar. Celebra Ancelotti, y también toda la ciudad.
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