Para nadie es un secreto que a lo largo de las 17 temporadas que Rafa Nadal lleva en la élite, ha tenido que lidiar con distintas lesiones que han lastrado por momentos su capacidad para competir.
Tras ganar Roland Garros por vez 14 declaró que iba a probar con un tratamiento antiinflamatorio para ver si podía competir en Wimbledon.
Esa enfermedad le ha supuesto a Rafa muchos inconvenientes, y también consecuencias, porque al disputar partidos con ella, otras zonas de su cuerpo como la rodilla, han tenido problemas.
Su tío Toni Nadal ha hablado muchas veces de eso. Añade que solamente los médicos podían sugerirle competir o parar.
Nadal ha declarado que cuando va acompañado de su galeno, los resultados suelen ser positivos.
Las lesiones… y Nadal sale adelante
En enero de 2006, tras anunciar su baja del Open de Australia, viajó a Portland para que le elaboraran unas plantillas especiales que le permitirían corregir los apoyos. Desde entonces, esos zapatos especiales han sido sus mejores amigos.
Nadal ha tenido en su carrera, problemas en la muñeca, en la espalda, en la rodilla, en el pie…y aún así ha ganado 22 Grand Slams. Con dolor y todo.
En la zona abdominal, en el codo, en el tobillo, en la muñeca, en el pie, en el hombro. Da igual.
Todas ellas difíciles y todas superadas sobre la base de tratamientos, claro, pero también debido a una mentalidad de hierro.
En torneos, ha abandonado una vez en semifinales de Grand Slam cuando en 2018 lo hizo en el US Open contra el argentino Juan Martín Del Potro.
Es el viacrucis por el cual ha pasado Rafael Nadal, quien aún y con la infinidad de lesiones, es el número uno en Majors.
Ejemplar.
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