Ronald Acuña Jr es el hombre más sonado de las últimas horas por diversas razones: por sus celebraciones al dar un jonrón, por los abucheos que sufrió por parte de la fanaticada de los Leones del Caracas, por su particular impacto al tratarse de una figura mediática de Grandes Ligas y por algo todavía más importante: por anunciar que no seguirá jugando la final de la LVBP.
El sabanero anunció en su cuenta de instagram que no seguirá en la final después de que trascendiera que su familia, presente en el estadio Universitario, protagonizara un episodio de violencia con fanáticos en las tribunas.
"Retirado oficialmente de la liga de Venezuela. Buenas noches, fue un placer. Me encantó jugar frente a ustedes, los quiero" dijo el patrullero de los Bravos de Atlanta en una historia de Instagram.
Además, el padre de Acuña Jr, Ronald Acuña, amenazó al periodista Manuel Rodríguez a través de su cuenta de instagram, así como al expelotero Alex González con mensajes retadores de violencia.
Ahora bien, el análisis debe partir desde una óptica equilibrada, sin tomar partido de lo sucedido. En primer lugar, porque la violencia debe ser rechazada venga de donde venga, y en segundo lugar, porque es una final, porque el espectáculo es el deporte, el juego. Y a eso se le debe respeto.
Los Tiburones de La Guaira: los principales perjudicados del caso Acuña
Los Tiburones de La Guaira están abajo 2-0 en la final con los Leones. Los litoralenses necesitan ganar sí o sí a partir del jueves porque si no, se les escapa las opciones de ganar un título que no consiguen desde 1986.
Son 36 años en que su fanaticada ha esperado un campeonato que ha sido esquivo. Sin Acuña Jr. en la nómina sin duda, les debilita. A pesar de que en su lineup cuentan con piezas que pueden hacer el trabajo como Maikel García, Franklin Barreto, Danry Vásquez o Balbino Fuenmayor.
Los Bravos de Atlanta, equipo al que pertenece Ronald Acuña Jr. en Estados Unidos, le permitieron jugar la final sin limitaciones, solamente con el hecho de estar como designado. Esa pelea por el permiso costó, y que ahora ocurra este hecho, hace del momento algo todavía más inaudito.
La LVBP debe tomar cartas en el asunto con el tema de la violencia, rechazar categóricamente episodios como el ocurrido entre el padre de Ronald Acuña y los fanáticos, y velar por la integridad con una seguridad a la altura.
¿Es una decisión definitiva o es un pataleo? Solo el tiempo lo dirá. Lo cierto es que ahora la presión está del lado de Tiburones, porque más allá del escándalo que se suscitó, está en juego un campeonato.
Y erradicar de una vez la violencia. La liga de Venezuela lo necesita. Por cartel, por prestigio. Y por sobre todas las cosas: por honor.
Foto portada: Fernando Oduber / Prensa Tiburones de La Guaira
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