París se prepara para vivir una noche histórica, y su monumento más emblemático, la Torre Eiffel, será parte activa de la celebración. En un gesto sin precedentes, el ícono parisino se iluminará con cada anotación que el Paris Saint-Germain (PSG) consiga en la inminente final de la Champions League contra el Inter de Milán. Esta iniciativa busca fusionar el espíritu de la ciudad con el sueño de su equipo.
La propuesta, impulsada por el Ayuntamiento en colaboración con el propio club, refleja el respaldo institucional y emocional de toda una ciudad. "Somos toda una ciudad que persigue la idea de que su club pueda hacerse con su primera Liga de Campeones", declaró la Alcaldía. Es una muestra del deseo de la capital francesa de ver a su equipo levantar el codiciado trofeo.
Durante el partido, que se disputará este sábado 31 de mayo en el Allianz Arena, la iluminación de la Torre Eiffel será solo una parte del ambiente festivo. Se espera que miles de aficionados se congreguen en puntos clave como la Plaza del Trocadero, donde se instalarán pantallas gigantes para seguir cada jugada del encuentro.
Según reportes del medio francés RMC Sport, si el equipo dirigido por Luis Enrique logra alzarse con la "Orejona", se organizará una multitudinaria caravana de celebración. Los festejos se trasladarían a los emblemáticos Campos Elíseos, una de las avenidas más reconocidas del mundo, para un recibimiento triunfal.
El plantel del PSG recorrería esta icónica arteria a bordo de un autobús descapotable de dos pisos, saludando a los miles de fanáticos que, se anticipa, saldrían a las calles. La culminación de este desfile sería el Arco del Triunfo, un monumento cargado de simbolismo histórico para Francia y que representa la grandeza de las conquistas nacionales.
El regreso aéreo del equipo está previsto para el mediodía del domingo, y las autoridades ya están en alerta máxima. La Prefectura de la Policía ha desplegado un amplio operativo de seguridad para el fin de semana, coordinando incluso con los comercios de la zona para que tomen precauciones y protejan sus vitrinas ante la posible euforia. El PSG lo sabe: más allá de los 90 minutos de juego, una ciudad entera contiene el aliento, lista para desatar una celebración que podría ser legendaria.
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