Por Rowerth Goncalves | @rowerth92
Bárbaro es una de esas cintas que se te quedan en la cabeza por varias razones, tanto buenas como malas. Si bien muchos dicen que “el terror ha muerto”, la realidad es que el género se ha adaptado a nuevos tiempos donde el miedo no lo genera una figura espectral, si no una serie de situaciones que pueden acabar con tu reputación.
Tess llega de noche a la desigual Detroit, un gran acierto por parte de la producción ambientarla ahí, para una entrevista de trabajo. Cuando llega al Airbnb que contrató para hospedarse se encuentra con que la casa tiene otro inquilino que llamado Keith que resulta ser muy inquietante, y es que está encarnado por Bill Skarsgard (El nuevo Pennywise de IT). Ella empieza a dudar de su roommate, pero cuando descubre un secreto en el sótano de la casa, tendrá que poner a prueba su capacidad de supervivencia.
Esta película es un festival completo de géneros de terror. Desde el home invasión hasta el exploitation se tocan en la obra, que tiene también la capacidad de burlarse de sí misma por largo rato. También una metáfora sobre los movimientos sociales y de igualdad que reinan en la actualidad.
Los nuevos miedos
Hay mucho progresismo en la película y lo hacen en el marco de una ciudad marginada que ha buscado levantarse de las cenizas. Y es que la locación es muy importante por ser Detroit, que en el pasado sufrió un éxodo masivo tras las caídas de las casas ensambladoras de automóviles y una ola de violencia que la dejó casi como una zona fantasma con casas abandonadas.
Pero de regreso a Bárbaro, su forma de contar la historia es lo que puede confundirte y llevarte a caminos que puedes amar u odiar. Por momentos piensas que estás viendo dos mediometrajes y la verdad es que eso puede causar ruido. Justin Long, uno de los actores que es ícono en el terror de serie B contemporáneo (Jeepers Creepers y Tusk), ofrece su humor absurdo en medio del caos.
Bárbaro es una película que tiene meta mensajes sobre el abuso sexual, sobre la destrucción de una ciudad, la poca confianza entre ciudadanos, la nula confianza con la justicia, la confianza en extraños y los nuevos miedos que vive la sociedad. También es una cinta que se burla de sí misma y no tiene miedo de hacerlo.
Esta película será una obra de culto a futuro por todos los elementos que tiene, pero también tiene grandes fallos que pudieron resolverse si iban directo al grano y no daban tantas vueltas, un largometrajes con una gran idea y una ejecución un tanto confusa que, y debo enfatizar, te va a generar un poco de taquicardia, unos cuantos saltos y varias risas.
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