Sin intención alguna de convertirse en la mujer más fotogénica y fotografiada de una era británica muy convulsa, Diana Spencer arribó a la realeza absoluta por una casualidad que su hermana mayor forjó: así, la princesa de Gales, cortejada por alguien que le superaba por 12 años de edad; inició un camino entre comodidades, escándalos y depresión. Siempre con la estirpe de no sentirse dominada y donde después de cuantiosas batallas sentimentales, logró una ansiada liberación.
Venida al mundo el 1° de julio de 1961 en Sandringham, un pueblo al norte de Norfolk, no nació precisamente en la escasez; llegó y creció en una finca de la familia real. Era la hija menor de John Spencer, el octavo conde de Spencer, y de Frances Roche; cuya ruptura matrimonial le afectó en 1967 aún siendo muy niña.
Diana de Gales: glamorosa y de talentos bien reservados
Diana, esa mujer inteligente y de noble entrada, no se distinguió jamás académicamente, pero tenía otros talentos reservados para la música, la danza y los deportes. En 1975, cuando tenía 14 años, su padre le heredó el título nobiliario y se empezó a conocer como Lady Diana.
Glamorosa y muy activa, combinaba estos elementos con su desbordada humildad. Estos condimentos la elevaron a ícono internacional en las décadas de 1980 y 1990. Su prolongada popularidad, traspasó también la delgada línea del constante escrutinio público, con una vida repleta de seguimientos sin precedentes.
En 1978 se mudó a Londres, en la capital inglesa vivió con compañeros de piso y operó en diversas labores con poca remuneración. Una rígida timidez y un frecuente bajo perfil, no se compararían jamás con esa que sería su tumultuosa vida privada.
Su transitar no sería el mismo desde 1977, año en el cual conoció al príncipe Carlos con tan sólo 16 calendarios. En ese primer momento el aún joven monárquico se fijó en ella con sagacidad y en par de miradas se lo hizo saber.
Él salía con una hermana de Diana, pero de inmediato el interés sentimental cambió. En 1980 comenzó el noviazgo en secreto y un año después se anunciaría el compromiso real con el hijo mayor de la Reina Isabel II.
Matrimonio real, turbio y agitado
Diana y Carlos se casaron el 29 de julio de 1981 en la famosa y emblemática Catedral de San Pablo, en la histórica ciudad de Londres. Unas 750 millones de personas en todo el mundo vieron la unión. Los medios de comunicación brindaron una gala multitudinaria que alcanzó niveles de amplio margen.
El matrimonio entre altas y bajas, procreó dos varones; los príncipes Guillermo y Enrique de Sussex, segundo y tercero en la sucesión del trono. La diferencia etaria entre Carlos y Diana pronto se hizo sentir, los intereses incompatibles dejaron ver un hogar con múltiples fracturas; hasta que las infidelidades de ambas partes desencadenaron terribles explosiones en el seno de la principal realiza británica.
Las discrepancias en casa no le amilanaron, o de momento no lo demostró ante la colectividad. Así, como princesa desarrolló obligaciones reales, pero no al pie de la letra, romper los protocolos le caracterizó como esa dama que construía sus labores en eficiencia pura, con acciones propias y dejar a un lado los dictámenes y permisos de la reina Isabel.
Diana de Gales, se mostró siempre humanitaria y sin protocolos
Con todo y su irreverencia, representó a la reina en viajes en el extranjero. De esta manera fue celebrada por su labor humanitaria y su apoyo a la Campaña Internacional para la Prohibición de las minas antipersonas.
En 1992, y con una relación insostenible; Diana consumó la separación de cuerpos, unos cuerpos que yacían desvinculados desde hace algunos años atrás con el regreso del príncipe Carlos hacia viejos amores que nunca deslastró por completo.
El divorcio definitivo y oficial llegó en 1996, año en el cual, por cierto, se dieron a conocer mayores y vergonzosos detalles de las constantes dificultades matrimoniales.
En paralelo a batallas amorosas, legales, y en plena crianza de sus pequeños hijos; Diana de Gales no perdió el enfoque convencional por sus trabajos caritativos. Labores altruistas y filantrópicas basadas en el bienestar de las mujeres, los jóvenes, los niños, los enfermos mentales y las personas infectadas con el virus inmunodeficiencia humano (VIH); luchas que paradójicamente impactaron quizás contra su propio bienestar.
Tímida, pero con amplio poder de comunicación que posteriormente a la vez potenció; conquistó siempre el enorme cariño de la gente. Fue en definitivo este afecto infinito, que después ella misma confesaría le hizo sobrepasar los repetitivos colapsos de un casamiento en ruinas.
Referencia de la moda en dos décadas
Su inigualable manera de vestir y con un estilo envidiable, Diana representó entre los años de 1989 y 1990, una referencia obligada para la moda occidental; influencia que marcó las tendencias en innumerables países. Las mujeres querían ser como Diana, sin conocer del todo quizás; el infierno que se vivía puertas adentro en un palacio real que escondía oscuros y turbios secretos.
Tal día como el de hoy, el 31 de agosto, pero de 1997; en el interior del Puente de las Almas y al margen del Río Sena, en París, un fuerte accidente automovilístico acabó la agitada vida de Diana de Gales. El conductor del vehículo en el cual viajaba, intentaba huir de un paparazzi que la acechaba.
Junto con ella, fallecía también en ese momento su actual pareja, Dodi Al-Fayed, multimillonario de origen egipcio y heredero de una inmensa fortuna. Era productor de películas, se había enamorado profundamente de Diana y manejaba la cadena de almacenes Harrods, así como el equipo inglés Fulham Football Club y el Hotel Ritz en suelo francés
El coche impactó contra una columna dentro del túnel, el chofer y empleado de Dodi, Henry Paul, también perdió la vida. A pesar de las contundentes heridas, el escolta de Diana de Gales sobrevivió: Trevor Rees-Jones sería él el único que saldría con vida aquella trágica noche.
El emotivo funeral de Diana fue televisado el 6 de septiembre con más de 32 millones de personas en Gran Bretaña, conectadas a la TV para ver el último adiós de un emblemática mujer.
La investigación judicial francesa inicial concluyó que el accidente fue causado por una intoxicación etílica de Paul, la conducción imprudente, y exceso de velocidad.
Diana fue uno de los miembros más populares de la familia real a lo largo de la historia e influye en las generaciones más jóvenes de la corona.
Fue una presencia importante en el escenario mundial desde su compromiso con el príncipe Carlos, en 1981, hasta su muerte en 1997, y a menudo se la describía como "la mujer más fotografiada del mundo".
A su vez, el exsecretario privado de Diana, Patrick Jephson, la describió como una persona organizada y trabajadora, y señaló que Carlos no fue capaz de "reconciliarse con la extraordinaria popularidad de su esposa".
Su madre la definió además como una figura amorosa que ocasionalmente podía ser tempestuosa si se sentía en el medio de injusticias. Diana Spencer, se mantiene aún vigente después de 25 años; porque así suelen marchar en la historia, los seres humanos de inmenso legado… Vigorosa, apasionada, humilde y antisistema.
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