Carlos Villagrán, el icónico intérprete de "Quico" en El Chavo del 8, ha vivido una metamorfosis física tan notable como su carrera. Nacido el 12 de enero de 1944 en Ciudad de México, el actor pasó de ser un fotógrafo deportivo en los años 60 a encarnar al niño de mejillas regordetas y traje marinero que lo hizo famoso mundialmente en 1973.
Durante la cúspide del programa, su imagen —cabello negro, rostro infantil y gestos exagerados— se grabó en el imaginario colectivo. Sin embargo, tras abandonar la serie en 1978 por disputas legales con Chespirito sobre los derechos del personaje, inició un camino artístico independiente que lo llevó a reinventar su figura ante las cámaras.

Al dejar El Chavo, Villagrán adoptó el nombre "Kiko" para su personaje en proyectos como Federrico (Venezuela, 1982) y ¡Ah qué Kiko! (México, 1988), modificando incluso su vestuario tradicional negro por tonos rojos y blancos. Con los años, su físico evolucionó: perdió el volumen facial característico, su cabello encaneció y su estatura (1.79 m) se acentuó con un porte más delgado.
Hoy, a los 81 años, Villagrán enfrenta desafíos de salud que marcaron su apariencia. En 2023 reveló su lucha contra el cáncer de próstata, sometiéndose a tratamientos que impactaron su vitalidad, aunque reportó mejorías. Residente en México junto a su pareja, Rebeca Palacios, y padre de seis hijos, prioriza una vejez tranquila: "Solo pido valerme por mí mismo hasta el último momento", declaró, enfatizando su deseo de dignidad ante el envejecimiento.
Pese a los cambios, su legado perdura. Los fanáticos aún identifican en su mirada y sonrisa al "niño mimado" de la vecindad, aunque ahora luce canas y arrugas. Tras la muerte de Chespirito en 2014, Villagrán asistió a su funeral, cerrando simbólicamente décadas de conflicto.
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