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"Fervor de Caracas" fue bautizada

Sabado, 31 de octubre de 2015 a las 07:30 pm
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Redacción María Laura Lombardi/[email protected]

“Fervor de Caracas” despierta rápida e inesperadamente el interés de los asistentes a su bautizo en la Librería Kalhatos.

La presentación de la antología literaria de la ciudad, por parte de Leonardo Padrón, hipnotiza temporalmente a la audiencia; la encanta, la transporta por las páginas del libro, su centenar de autores, temas y enfoques con un ritmo acorde al título de la obra. No se trata de una secuencia cronológica de textos sobre Caracas sino de un compendio de sentimientos e imágenes contradictorias expresadas en palabras y versos por un grupo considerable de escritores venezolanos en un lapso de cuatro siglos.

Federico Prieto, coordinador de la antología “Fervor de Caracas” de Ediciones Fundavag,   señaló al comienzo del bautizo que Ana Teresa Torres realizó la obra en dos años; el libro fue diseñado por Waleska Belisario y corregido por Alberto Márquez; hecho en Venezuela por  Javier Azpúrua, con el apoyo gráfico de Fotografía Urbana, incluyendo la foto de portada de Fernando Irazábal.

Por su parte, Tina Melarosa, presidenta de Fundavag, destacó que este nuevo título de la editorial, con selección, prólogo y bibliografía de Ana Teresa Torres,  reivindica a Caracas, reconcilia a sus habitantes y se convierte en uno de  los 21 títulos  que  tendrá   el catálogo de la editorial  para  fin de año. A estos libros hay  que sumarle seis  más producidos con otras editoriales. Tina Melarosa anunció que  en el 2016 Fundavag  publicará “Los  Cuentos Completos de Salvador Garmendia”, el narrador de la contemporaneidad venezolana.

 “La ciudad  en nosotros”

Leonardo Padrón en la presentación de “Fervor de Caracas” leyó un texto que  comienza  así:  “También los hombres son ciudades, dijo alguna vez Oswaldo Trejo. La frase no es sólo un hallazgo lírico, sino una certeza inquietante. El hombre es, sin duda, la caja de resonancia de la comarca que habita. Es el argumento de su propia ciudad. El animal urbano entraña en su definición una forma de vida, por eso muchas veces se impone traducir la marca que la ciudad ejerce en nosotros, la manera en que se infiltra en nuestro talante y en la curva de nuestras vocales. Por eso, tantos escritores se han detenido en una misma palabra: Caracas.

Caracas, la reina de la injuria y la lujuria, la entrañable y violenta, la del pasado demolido y el presente en vértigo, posee una no oficializada legión de devotos; algunos más enfáticos que otros, más furiosos o esquivos.

“La hemos escrito desde el apego, la nostalgia y desazón, la hemos inventariado en crónicas, celebrado  en poemas, desfragmentado en cuentos y novelas, procurado en ensayos. A Caracas también se le pinta, se le detiene en fotos, se le convierte en documental y película. Se le canta, se le hiere y desgobierna.

“Caracas se derrumba un poco todos los días, se  reinventa de mes en mes. Es una mutante escenografía de cinco millones de personas que conviven en su asfalto hirviente y roto. La indiferencia es su documento prohibido, parece imposible vivirla y desechar la experiencia. Todo lo contrario. Se inmiscuye en el blanco de la página y de eso da testimonio, un monumental trabajo que ha llevado a cabo Ana Teresa Torres, reuniendo una exhaustiva muestra de fervor a la ciudad que abarca a casi una centena de escritores de todas las épocas, estilos y maneras.

“Y así la ha titulado ‘Fervor de Caracas’, una imprescindible antología literaria sobre la ciudad de nuestros afanes. “Una antología que funciona como un diario de la ciudad. Un diario de variadísimos tonos que tiene la habilidad de descartar la cronología, para apostar por una estructura de instancias urbanas. Cada página agrega una nueva inflexión para conformar el rompecabezas de Caracas y lograr su biografía íntima a través de la voz de sus escritores.

“En esta reunión de textos hay un verdadero coctel de hallazgos, la palabra antigua, el reclamo, el mapa de sus ventanas, lo amoroso y la advertencia, la crónica risueña, el tramo de novela, la montaña como emblema, la luz de sus mangos, la sensación de paraíso, la mudanza eterna, el  paisaje que convive  con el escombro, la aflicción por la ciudad que ya no es, el abecedario de lo baldío, los ecos de las dictaduras que ha padecido y hasta las esquinas bautizadas con el nombre de los árboles o espantos que están allí. Y como bien lo dice Ana Teresa Torres en el pórtico, ‘la lectura de este libro contiene una breve historia  del lenguaje literario venezolano…’ No sólo es prodigioso encontrar tantas formas de querer a Caracas sino tantas maneras de contarla estilísticamente hablando.

“Iniciar la ruta con la prosa feminal de  José de Oviedo y Baños, pasar al adjetivo febril de Adriano González León, toparse con Aquiles Nazoa junto a  Guillermo Meneses, poner a convivir a Vicente Gerbasi con Rodrigo Blanco Calderón  o Jacobo Borges; leer a la Caracas de Elisa Lerner y páginas después a la de Gisela Kozak, Jaqueline Goldberg o Victoria Di Stefano. Ir del siglo XVIII al  XXI de Méndez Guédez a Salvador Garmendia o a Luz Machado. Asomarse a la gentil  ciudad de  Efraín Subero, un poema de Igor Barreto o la nostalgia epistolar de Andrés Bello. Oír los aguaceros caraqueños   en la palabra de Yolanda Pantin, empujar el portón de Teresa  de la Parra y desembocar en la corrosiva mirada de José Ignacio Cabrujas. Contar a Caracas desde tantas voces es, por decir lo menos, una tentadora experiencia literaria.

“Aquí se asoma  la mínima ética de sus calles. Aquí se reseña tanto el rumbo de las garzas y mendigos, como el tejido vital de los inmigrantes. Aquí están el Sol, sus frutas y su óxido. Todo, con ese olor a fugacidad que es su impronta, como nosotros, inquilinos de una ciudad que nunca termina de ser pero que llevamos en las uñas del fervor, intentando entender la difícil ecuación de su belleza, esquivando el beso letal de su violencia y sabiendo que no podremos renunciar a ella, ni siquiera convirtiéndonos en distancia y adiós”.

“Yo no lo escribí, lo leí”

En su breve intervención en la presentación de “Fervor de Caracas”, Ana Teresa Torres explicó que la idea del libro surgió de una sensación de pérdida que ella tuvo en relación a la ciudad pero, “no en el sentido de los cambios constantes de las ciudades que progresan, sino porque el deterioro físico de algunas zonas de Caracas comenzó a resultarme hiriente.”

Sentí – dijo Ana Teresa Torres- que la identidad de aquellas zonas se perdía y como los escritores tenemos la impresión que podemos recuperar y sostener las cosas con las palabras, surgió la pregunta: ¿qué se ha escrito  sobre Caracas? La respuesta a esta interrogante ha sido impresionante. La dificultad que tuve fue por exceso y no por defecto de textos dedicados a la ciudad.

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2015-11-01