Nota de prensa
La vida de una persona siempre presenta desafíos y momentos en los que se debe recurrir a la fuerza más intensa para continuar el camino que lleva a los sueños, para atraparlos y vivirlos. Quizás este panorama describa muy bien a Juan Carlos Ruiz, un cantante venezolano que descubrió esa pasión implacable por alcanzar su más grande anhelo: Tener una exitosa carrera musical.
Son muchas las canciones, videos y eventos que testifican una carrera forjada con constancia, perseverancia y pasión. Desde su primera grabación. Los éxitos no han parado y de los que ha obtenido aprendizajes profesional y personalmente: “La música para mi es una enseñanza única, el mejor regalo que nos ofrece Dios y a través de ese arte maravilloso, aprendes a compartir con todos los artistas, a ser responsable con el público, a querer más a tu país”, señaló
El joven cantante está dedicado ahora a la promoción de su disco de boleros: “Preludio y Coda”. La coda es la parte que señala el final dentro de una composición musical. Pero, ¿de dónde surgió este título? Juan Carlos explicó sus motivaciones en esta producción cargada más que de nostalgia, de optimismo por el mañana.
“Preludio y Coda representa el clásico guayabo de un venezolano que se despide circunstancialmente de su país y se lleva consigo su música; a su vez, quiere ofrecer un regalo antes de partir. Es un preludio por la certeza que lo mejor está por venir y una coda porque de alguna manera, un proceso de reinvención no hace sino cerrar un ciclo en nuestras vidas”, afirma el vocalista.
Las interpretaciones de esta grabación están acompañadas por el piano; en algunos temas se incorpora el contrabajo y percusión. “Es un disco fundamentalmente acústico –menciona Juan Carlos-. Aplicando aquello de que menos es más. Para ello, conversé con el maestro Pedrito López (director musical), quien aceptó ser el productor de dicha inquietud artística”.
Canciones de compositores como Carlos José Maitín, Aldemaro Romero y el contemporáneo Ignacio Izcaray tienen un espacio en el disco. En esta producción participaron Pedrito López también como pianista, Cheo Hurtado que compartió un tema con el solista; David Pérez, de los estudios “Rock and Folk”, Héctor Medina en la postproducción musical, Alejandro Zabala en edición y Daniel González quien fue el ingeniero de mezcla y masterización.
El álbum recibió críticas positivas, describiendo el trabajo vocal y de arreglo musical como “una caricia para los oídos de quién lo escuche”.
Un viaje musical Por El Medio Oriente
Una de los proyectos más gratificantes de Juan Carlos es la producción “Por el Medio Oriente”. En triunfante carrera musical, viajó a Asia y Europa junto a los músicos Héctor Medina, Daniel Requena y Daniel González para dar a conocer el cancionero nacional. La magia de la música venezolana encanta a los oyentes de diferentes partes del mundo.
Durante un concierto en Irán, un profesor de la Universidad de Teherán quedó enganchado con los ritmos venezolanos e invitó a los músicos que conformaban la gira a grabar canciones en un estudio de esa institución educativa. El resultado: un álbum en el que se conjugan lo autóctono de nuestro país y los acordes de los míticos instrumentos árabes.
El artista explica que el disco es: “el resultado de una odisea y una osadía de tres orientales (Medina, Requena y González) y un llanero. La música venezolana lo puede todo y en cada concierto –en ciudades europeas y asiáticas- íbamos conquistando espacios y un maravilloso público seguidor. Aprovechamos hacer ese CD en Teherán. Es una mezcla de sonidos del Medio Oriente. Se escuchan instrumentos como el Laúd, el Daff y el Tark, el sonido del Oriente venezolano en las cuerdas de Guasak4 y el llano”. Gran parte de los temas son interpretados vocalmente por Ruíz.
Al retornar a Venezuela, los músicos ofrecieron un concierto, en el que bautizaron el disco y compartieron el escenario con el comediante Emilio Lovera (quien también cantó al ritmo del cuatro y maracas), en el Teatro Santa Rosa de Lima, en Caracas. Las risas, los cantos y ovación del público invadieron esa recordada noche.
Ruíz estudió economía en la Universidad de Carabobo (UC), pero su vocación y pasión es la música Venezolana y latinoamericana. Se formó en la Orquesta Sinfónica de Calabozo, a comienzos de los años noventa. “Para mí se acercaba un mundo nuevo por descubrir: la música académica. También me encantó esa parte de la travesía. Ahí es cuando empiezo a estudiar viola, teoría, solfeo, apreciación musical y armonía; conocí también el mundo coral”, recuerda el músico.
De allí surgió el tenor de Los Llanos, voz imponente que se proyecta internacionalmente.
Juan Carlos encuentra en los acordes del cuatro y la mandolina una fuente de inspiración y manifiesta que: “cantar tan hermosas letras que tiene nuestra música, excelsa poesía llena de romanticismo, me hace encontrar conmigo mismo, me hace feliz, lo disfruto mucho”.
Ya ha pasado dos décadas desde su primer encuentro con el cuatro, la mandolina y la viola. En su trayectoria, ha participado en festivales universitarios en el país y recibido, por su performance, numerosos reconocimientos. Humilde de corazón e imparable en su agitada agenda de trabajo, agradece a Dios por su voz, talento y empuje.
Ahora entrega un regalo musical en el que exalta la lírica y la pasión de los compositores venezolanos y suramericanos. Un presente para los oídos y el alma nostálgica.