El tenor español Plácido Domingo aseguró hoy que la ópera Nabucco, en la que interpreta como barítono al personaje del mismo nombre, es la mejor opción para mostrar en China, ya que enseña lo que su compositor buscaba: "autenticidad".
"Especialmente para un público que no ha experimentado muchas óperas, la tradicional es la mejor opción", aseguró Domingo en una rueda de prensa, tras cantar hoy con apabullante éxito en el Gran Teatro Nacional de China, conocido popularmente como "el huevo".
El tenor, que actuó hoy por segunda vez en Pekín, tras su estreno el pasado día 22, confió en que el público chino "haya disfrutado de la historia real de Nabucco (de Giusseppe Verdi)".
"Quizás en 30 años -continuó- se pueda ofrecer algo más minimalista, pero éste es el modo en el que la ópera se debe ofrecer en China ahora".
Con Nabucco y en el espectacular enclave, a las puertas de la plaza pequinesa de Tiananmen, el tenor español pudo hacer realidad uno de los sueños que le faltaban por cumplir en el país asiático, el de interpretar una ópera, después de que pisara un escenario en China por primera vez hace veintisiete años.
Así lo aseguró a Efe, con entusiasmo y un aspecto impecable, enfundado en un traje de chaqueta tras despojarse de la túnica de Nabucco y sin perder energía pese a ser casi medianoche y haber derrochado talento durante horas en el escenario.
"Para mí ha sido un viaje extraordinario. La primera vez canté Zarzuela, vine para apoyar la candidatura china a las Olimpiadas, canté en la Expo de Shanghái… Pero no había cantado una ópera".
Con esa actitud infatigable, el tenor se maravilla de la cultura y la música detrás de una nación "milenaria", y destaca el "amor" que por ellas "muestran el público o los cantantes de la potencia".
"Ir allá donde el público te trata de esa manera es una felicidad", dijo Domingo, poco después de ser ovacionado en el teatro y tras ofrecer a los periodistas un pase exclusivo en el que grabó varias tomas de un DVD promocional de Nabucco.
La tragedia lírica en cuatro partes de Verdi ha sido para el versátil tenor una oportunidad de interpretar como barítono a su protagonista homónimo, un rol en el que cada vez se ve más cómodo y en el que espera "ir encajando".
"Algunas de las melodías más bonitas son para barítonos. Cuando he cantado como tenor en otras óperas, siempre he pensado que el de barítono era un gran papel", consideró Domingo, y apuntó que seguirá "trabajando en ello".
Con Nabucco no sólo cumple con su deseo de hacer de barítono y de cantar una ópera en China, sino que también continúa con su particular homenaje a Verdi, su autor predilecto, cuando se cumple el bicentenario del nacimiento del compositor italiano.
"Estoy tremendamente feliz. Mi carrera siempre ha ido muy ligada a él", señaló.
La actuación de hoy es la séptima desde que estrenó con gran éxito de público y crítica Nabucco en Londres el mes pasado, aunque aseguró que "cada interpretación es diferente".
"En Covent Garden (Londres, donde actuó cuatro veces) quizás estaba más basada en los años cuarenta En San Petersburgo fue casi tradicional, muy interesante. Y ahora, en China, he hecho ésta, completamente auténtica", aseveró.
Igual que las interpretaciones han sido distintas, Domingo afirmó que "los públicos también", aunque tienen como denominador común "el mismo entusiasmo".
"No puedo explicar lo feliz que soy. Para mí es algo completamente nuevo cantar una ópera para los chinos".
Pese a que dijo no poder expresarlo, su radiante semblante así lo sugería, sobre todo al subrayar que su profesión es "la mejor carrera" que pudo escoger, y valorar el "apoyo que siempre" le ha mostrado su familia.
Por esa y otras muchas razones, el tenor, de 72 años, siente "poder" cantar aún si bien agregó: "Aunque también sé que quizás dentro de dos días no pueda".
"En cualquier caso -añadió-, lo que quiero es tener planes para hacerlo siempre que pueda".
Aunque Domingo, que partirá mañana rumbo a Los Ángeles para dirigir esa misma noche la ópera de la ciudad estadounidense tras cinco días frenéticos en China, prefirió no especificar sus planes, sí confiesa tener un nombre en mente:
"Puedo decir más o menos que Verdi es mi primera opción", dijo el maestro, y añadió que, si tiene más tiempo para interpretar sus obras, se "arrodillará -como su álter ego Nabucco en la bíblica historia- para dar a Dios las gracias".
"Y, si puedo cantar un poquito más, le daré las gracias incluso más", matiza con sorna, arrancando un nuevo y sonoro aplauso de sus admiradores chinos. /EFE