Por: Rowerth Goncalves | @rowerth92
Scream fue la punta de lanza del terror noventero, con una propuesta arriesgada que revitalizó el subgénero del slasher. 25 años después, la misma franquicia, consiguió un trabajo que le da una nueva vida al género con una narrativa que engloba lo viejo con lo nuevo y además lo lleva al territorio de la metaficción.
La quinta entrega de Scream cuenta la historia de Samantha (Melissa Barrera), quien tiene que regresar a Woodsboro tras el ataque que sufrió su hermana Tara (Jenna Ortega) por parte de Ghostface. Pero ella tiene un oscuro secreto que la relaciona con los eventos originales que tenían como protagonista a Sidney Prescott (Neve Campbell).
Una premisa genérica, pero ejecutada de gran manera. Los homenajes, los puntos de giro y la investigación llegan a sorprenderte, y si eres fan de la saga. Incluso, vas a llorar en varios momentos del largometraje.
Una de las grandes apuestas de Scream es burlarse de sí misma y de su propio universo, y siempre con una crítica disfrazada en el slasher y el humor. La película que inició todo hace 25 años de la mano del director Wes Craven y el guionista Kevin Williamson hizo lo mismo. Se burló de las películas de terror, de la fórmula para hacer slasher y como los fanáticos pueden llegar al extremo de homenajear a sus “héroes”.
En la época de las redes sociales, el streaming y el inicio de los metauniversos era complicado replicar el éxito de los noventa. Sobre todo, porque las nuevas generaciones son menos sensibles a este tipo de temáticas. Sin olvidar las correcciones políticas, pero Scream lo hizo de nuevo y se burlo de todo, rompió la cuarta pared y te dio una experiencia inmersiva.
El mandato de los fanáticos en Scream
En los últimos años hemos visto como películas han salido a la luz gracias a los fanáticos. Los movimientos en redes han quitado y puesto actores, los han cancelado, muchas veces sin pruebas, y han demostrado el poder de los fans.
Scream muestra en su meta mensaje esto. Aunque esta vez los fanáticos no pedían una nueva entrega. Pero su realización marca los nuevos aires del slasher, un género casi caduco de ideas en pleno siglo XXI. Ahora los fanáticos utilizan redes como Reddit para lanzar teorías y se puede conseguir cualquier cantidad de barrabasadas a nivel conspirativo. Aunque hay otras con bastante fundamento que pueden hacerte pensar por horas.
También se burla de su propio género y el horror “inteligente” que se hace en estos tiempos. Lo clásico siempre vende y está reinvención le devuelve la gloria, y coloca en una posición bastante compleja a los que quieran desarrollar una buena cinta de terror.
Uno de los grandes puntos de Scream es no utilizar la nostalgia como punta de lanza, como lo hizo Halloween, más bien lo manejan como un recurso y no lo sobreexponen en pantalla. Su manejo fue genial en este aspecto con los actores de la cinta original, Neve Campbell, David Arquette y Courtney Cox.
En el largometraje vemos algo de esto y manejado de buena manera. No hay corrección política forzada. El feminismo está, pero lo manejan bien de acuerdo a lo que venía siendo la saga. Sus puntos débiles son lo genérico de su historia y en ciertos puntos, situaciones bastante predecibles, pero es innegable que Scream lo volvió a hacer y será referencia para gran parte del público en los próximos años.
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