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Un venezolano conquista Nueva York con su teatro

Domingo, 06 de mayo de 2018 a las 08:00 pm
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Ernesto Odubert

Pablo Andrade es un actor y director venezolano, nacido en Barquisimeto, estado Lara y quien en sus años universitarios decidió probar suerte en las artes escénicas. Es así como, por sugerencia de una compañera de clases, ingresa al teatro estudiantil de la Universidad Simón Bolívar (USB). Lo que comenzó como una suerte de “terapia” para vencer la timidez se transformó con el tiempo en su razón de vivir.

Ya han pasado más de 15 años desde aquella gran prueba de fuego, lo que le llevó a involucrarse de lleno en las tablas para destacar en respetadas agrupaciones en el teatro profesional en el país como Teatro Itinerante de Venezuela, Grupo Actoral 80, Teatro del Contrajuego y Hebu Teatro.

En 2011 decide irse a Nueva York, EEUU,  donde se involucra desde su arribo con compañías de gran prestigio como Repertorio Español, Tectonic Theater Project, The Public Theater, Puerto Rican Traveling Theater, Teatro Círculo, Russian Arts Theater, IATI, HB Ensemble Theater, Teatro SEA, entre otros. Egresado del HB Studio y el Hagen Institute, tambien formó parte del Cultural Visitor Program of the John F. Kennedy Center for Performing Arts. Como director ha estado bajo la mentoría de Jack Hofssis, Robert McQueen, Aleksey Burago, Austin Pendleton y Thomas Kail.

Andrade es miembro del Stage Directors and Choreographers Association (SDC) y del Hispanic Organization of Latin Actors (HOLA). Entre otros reconocimientos, ha recibido el Premio ATI como Director Revelación del año (2018), Premio Fuerza 2017 como Mejor Director, El Premio HOLA 2017 como Director Destacado, el Premio ACE 2015 como Mejor Actor y el Premio HOLA 2014 como Actor Destacado.

En la actualidad es Director Artístico fundador de la compañía de teatro Corezon en Nueva York y miembro de la facultad del HB Studio donde enseña actuar en español.

¿En EEUU has tenido contactos con colegas latinos? ¿Esto ha servido para algún tipo de sincretismo de ideas para tus realizaciones posteriores? 

-Curiosamente, al principio no tenía muchos amigos latinos. Traté de rodearme de gente que no hablaba español, ya que así me veía obligado a aprender más rápido el inglés para poder comunicarme (risas). Claro que luego comencé a trabajar mucho en los teatros hispanos de la ciudad y ahora tengo la suerte de decir que tengo amigos de toda Iberoamérica. 

 Ha sido una experiencia increíble poder conocer gente de todos estos países y reconocernos en nuestras similitudes y diferencias. Y precisamente Corezon, mi compañía de teatro, nace del sincretismo artístico de un gran grupo de artistas y de ideas de países como Venezuela, España, Perú, Argentina, México, Puerto Rico, República Dominicana y Estados Unidos, entre muchos otros. 

¿Le temes a los clichés típicos de la industria del entretenimiento estadounidense? ¿Crees que pueden afectar tu crecimiento profesional?

-No les temo. Primero porque creo que los artistas tenemos que entender que nuestro crecimiento profesional depende de nosotros mismos y no de “la industria”. Los artistas latinos nos creamos nuestros propios caminos y eso nos da doble satisfacción: poder alcanzar una meta y además romper los tantos clichés que encontraremos en el camino. Allí está lo que hizo Lin-Manuel Miranda con Hamilton, el musical más exitoso de Broadway donde los próceres americanos son todos interpretados por latinos y afroamericanos. Es un gran ejemplo para mí y hace ver lo que podemos alcanzar cuando trabajamos duro y soñamos en grande.

¿Te dedicaste solo a las artes escénicas o desarrollaste alguna otra carrera u oficio a lo largo de tu vida?

-Tomé la decisión de dedicarme al arte incluso antes de graduarme de ingeniero. Era algo que me gustaba, pero que no me iba a hacer feliz así como me ha hecho el teatro. Ésta es una carrera con muchos altos y bajos. Con altos muy cortos y bajos muy largos. Pero soy feliz incluso es los momentos malos, pues lo que disfrutas más como artista es siempre el proceso de crecimiento que te lleva a plantearte una meta, más que la meta en sí misma. 

Yo he explorado las artes escénicas desde muchos puntos de vista distintos: además de actuar, dirigir, producir y dar clases (que es lo que hago principalmente), he tenido experiencia en las ramas más técnicas del teatro como diseñador de luces, sonidos, escenografía y efectos especiales, construyendo sets, traduciendo obras de teatro en vivo, sirviendo como asistente de dirección o regidor de escena… Todo lo que te puedas imaginar que hace la gente en el teatro. Me gusta mucho aprender y toda esta experiencia me ha servido mucho en mis tres ramas principales de maestro, director y actor.

¿Te pasa por la mente la televisión o el cine?

-Sí, por supuesto. Lo que pasa es que siempre estoy muy ocupado con el teatro y no me da tiempo de audicionar para otras cosas. Sin embargo, todas mis experiencias frente a la cámara han sido maravillosas y es algo que definitivamente me encantaría seguir explorando.

¿Has pensado probar suerte más allá de Nueva York, e incluso más allá de EEUU?

-Sí, completamente. Quiero llevar mi teatro a todos lados y a todos los rincones. Sería un sueño hecho realidad. Nueva York es por ahora mi base y estoy enamorado de la ciudad pero claro que quiero seguir viajando por Estados Unidos y el mundo para seguir llevando nuestro mensaje como compañía y hacer lo que más me gusta: aprender. 

Proyectos en marcha en este instante…

-Tengo funciones de “Too Close” en Nueva York en septiembre. Estoy tratando también de comenzar a ensayar una obra de Federico Roca pero no tengo fechas todavía. Sigo dando clases y aprendiendo cada día más. 

2018-05-07

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