La activista afgana defensora de los derechos de las mujeres Freshta Kohistani murió hoy tras ser tiroteada junto a su hermano en el noreste de Afganistán, en un nuevo ataque selectivo que, casi a diario, tienen como objetivo en el país a políticos, activistas, periodistas o intelectuales.
El ataque se produjo hacia las 17.00 (hora local, 12.30 GMT) en el área de Hes-e-Awal, en la provincia de Kapisa, cuando un grupo de hombres armados en una motocicleta tirotearon a la activista y a su hermano, según informó el Ministerio de Interior en un comunicado.
La joven Kohistani murió en el tiroteo y su hermano resultó herido, añadió el Ministerio de Interior, que reveló que los servicios de inteligencia han lanzado una investigación sobre el ataque, según recoge el canal local Tolo.
Fuentes policiales de Kapisa aseguraron sin embargo a Tolo que el hermano de la activista también sucumbió a las heridas.
Ningún grupo armado ha reivindicado todavía la autoría del ataque.
Denuncias de la activista afgana
La activista había denunciado ya el pasado 11 de diciembre en un mensaje en su página de Facebook que su vida corría peligro. Y pedía a las autoridades afganas y a las fuerzas de seguridad que la protegieran.
Ese mensaje desencadenó aún más indignación entre aquellos que lamentaban la muerte de Freshta. Con duros comentarios contra las autoridades en las redes sociales de conocidas activistas afganas como Fawzia Koofi o Wazhma Frogh.
Koofi, una de las cuatro mujeres que forman parte del equipo que negocia en Doha con los talibanes el fin de casi 20 años de conflicto, denunció en su cuenta de Twitter la incompetencia de las fuerzas de seguridad a la hora de proteger a la amenazada Freshta.
"Escribió sobre amenazas contra su vida. No se hizo nada y hoy la mataron. Kabul se está convirtiendo en un cementerio para mujeres y hombres brillantes, y nadie sabe cómo protegerse. ¡Este es un estado de emergencia!", escribió en Twitter por su parte Frogh.
Asesinatos selectivos
La muerte hoy de Freshta se suma a una espiral de ataques selectivos sin precedentes el último año contra periodistas, activistas, políticos o intelectuales en Afganistán. Donde los tiroteos o detonaciones de bombas lapa en los vehículos de las víctimas se han convertido en una realidad casi diaria en el país.
Solo esta semana murió el lunes tiroteado frente a su casa un periodista en la provincia de Ghazni -el cuarto en dos meses-. Y el martes al menos tres trabajadores sanitarios y su conductor murieron en un atentado con una bomba adherida a su vehículo en Kabul.
Además ayer moría también tiroteado en la capital, junto a su conductor, el conocido activista Mohammad Yousuf Rasheed. Quien era director del Foro independiente para unas Elecciones Libres y Justas de Afganistán (FEFA).
La Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA) condenó el miércoles esta nueva situación en el país. Donde "se están produciendo asesinatos selectivos de civiles a un ritmo profundamente inquietante", al tiempo que lamentó "la pérdida de tantos ciudadanos destacados".
Según informó recientemente el Ministerio de Interior, "los enemigos del pueblo afgano" han llevado a cabo en los últimos tres meses 37 atentados suicidas y 510 ataques con bomba, en los que 500 civiles han muerto y más de mil resultaron heridos.
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