La lenta preparación del juicio contra Abdel al-Rahim al-Nashiri, acusado del ataque al destructor estadounidense "Cole" en 2000, en Guantánamo siguió enfrascada hoy en el peligro que pueden entrañar libretas de alambre de espiral o lápices.
El saudí, de 48 años, está acusado del ataque al destructor "Cole" en aguas del Yemen en el que murieron 17 soldados, lleva casi 7 años recluido en la prisión de Guantánamo a la espera de juicio, en el que podría ser condenado a la pena de muerte.
La surrealista discusión entre abogados de la defensa y responsables de la seguridad, derivada del estricto control en el penal de la Base Naval de Guantánamo (Cuba), volvió a rondar como en días anteriores sobre si el material que llevan los representantes legales de Al-Nashiri puede ser peligroso.
Rick Kammen, el abogado civil de Al-Nashiri y experto en caso de pena de muerte como este, dijo que las medidas que le prohíben tomar apuntes con lápiz en cuadernos de alambres durante las reuniones con el acusado son "irracionales", según el blog Lawfare, que transcribe parcialmente las comisiones militares.
El coronel del Ejército John Bogdan, responsable de la seguridad de la prisión desde junio de 2012, dijo que el alambre de los cuadernos puede ser utilizado por un preso para estrangular y los lápices pueden tornarse en armas punzantes.
Este tipo de discusiones, que no se producirían en un tribunal federal ordinario, son muestra de la precariedad de las comisiones militares de Guantánamo, creadas en la guerra contra el terrorismo iniciada por George W. Bush, y que en estas audiencias preliminares tienen que dirimir cada aspecto de este complejo experimento legal.
Kammen volvió a criticar ante el juez de las comisiones militares James Pohl las dificultades para mantener una fluida comunicación abogado-cliente en Guantánamo y las sospechas de que se hayan espiados sus conversaciones.
El abogado civil interrogó hoy capitán de la Marina Thomas Welsh, representante legal en la prisión, sobre si durante los primeros años de la prisión, creada en 2002, se colocaron micrófonos en las celdas donde se reunían los presos con sus abogados, un problema que se conoció el pasado febrero y que Welsh negó.
Mañana, el juez Pohl mantendrá una breve sesión a puerta cerrada para discutir temas que afectan a la seguridad nacional sin la presencia de Al-Nashiri.
Tras tres días de discusiones sobre detalles tan rocambolescos como qué cuadernos pueden entrar en la prisión, Pohl pudo fijar nuevas audiencias preparatorias para noviembre y diciembre, con lo que con toda seguridad el juicio contra Al-Nashiri no podrá comenzar este año. EFE
Viernes 14/06/2013