El Gobierno de Sudáfrica comunicó hoy que el total de fallecidos relacionados con la oleada de distrubios violentos y saqueos masivos ocurrida recientemente en el país asciende a 276, pero la nación austral está logrando mantener el orden.
"La estabilidad continúa reinando en las provincias de Gauteng y KwaZulu-Natal (las dos regiones afectadas por los disturbios)"; afirmó este miércoles en una rueda de prensa Khumbudzo Ntshavheni, la ministra en funciones de la Presidencia de Sudáfrica.
Ntshavheni también indicó que, pese a la progresiva normalización de la coyuntura, el Gobierno identificó 61 fallecimientos adicionales relacionados con el estallido de violencia, lo que eleva el balance total a 276.
De ellos, 234 muertes ocurrieron en KwaZulu-Natal (este) y 42 en Gauteng (la provincia donde se encuentran Johannesburgo y Pretoria).
Además, Ntshavheni confirmó que 4 personas detenidas por presuntamente haber instigado la violencia de los pasados días -identificadas como Bruce Nimmerhoudt; Sibusiso Mavuso, Clarence Tabane y Ngizwe Mchunu- comparecieron ya ante los tribunales sudafricanos.
El Gobierno y los distintos actores sociales continúan evaluando los millonarios daños -que incluyen daños extensos en centros comerciales; fabricas y almacenes, pequeños negocios e incluso escuelas- y las herramientas de auxilio económico para los afectados.
También prosiguen las operaciones policiales para recuperar los bienes robados, que serán, según el Ejecutivo; usados como prueba y luego destruidos, algo que ha causado una gran controversia en el país.
Oleada de incidentes violentos
Esta oleada de incidentes violentos comenzó el pasado 9 de julio, inicialmente en forma de protestas por el encarcelamiento del polémico expresidente Jacob Zuma (2009-2018) por desacato judicial, cometido al negarse repetidamente a declarar por corrupción.
En los siguientes días, los altercados se replicaron en otras zonas -especialmente en Johannesburgo- y se tornaron en una cascada de disturbios y pillaje masivo sin precedentes para la democracia sudafricana, con turbas arrasando centros comerciales y tiendas, quemando edificios y vehículos y cortando carreteras y calles.
El estallido de violencia se veía así alimentado por problemas sociales preexistentes, como la extrema desigualdad, el desempleo; los elevados niveles de criminalidad general en el país y el malestar por la pandemia de covid-19.
Solo a partir del 14 de julio las autoridades empezaron a retomar el control de las zonas afectadas; gracias en gran medida al despliegue de 25.000 soldados para apoyar a la sobrepasada Policía.
Según el presidente, Cyril Ramaphosa, los incidentes fueron "instigados" y "hubo gente que los planeó y los coordinó".
EFE
Internacionales: https://2001online.com/seccion/internacionales/
Para mantenerte informado sigue nuestro canal en Telegram https://t.me/Diario2001Online