El desaparecido diplomático sueco Raoul Wallenberg, que salvó del holocausto a unos cien mil judíos en Hungría, se convertirá hoy en la primera persona en recibir la ciudadanía honoraria en Australia.
Destinado en Budapest en 1944, Walenberg extendió salvoconductos a miles de judíos para escapar de la persecución a Suecia y ser acogidos por la Cruz Roja Internacional, y estableció casas seguras donde banderas suecas prevenían incursiones de la Policía.
El diplomático, que fue arrestado por las tropas soviéticas acusado por espionaje y murió en la cárcel, también ha recibido reconocimientos por su labor durante la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, Canadá, Israel y Hungría.
Peter Wertheim, representante del Consejo Ejecutivo Judío Australiano, recordó que "a finales de 1944, el frente de batalla se trasladaba a Hungría y a Budapest. Hubo un último intento de los nazis para acelerar la masacre de los últimos 100.000 judíos que vivían en Budapest y trasladarlos a Auschwitz y echarles gas".
Wallenberg "arrebató a decenas de miles de civiles de las narices de los Nazis y prevenir su traslado" al "pretender que los conocía y conferirles la ciudadanía sueca, a pesar de que casi ninguno tenían conexiones con Suecia", explicó Werthein a la cadena local ABC.
Frank Vajda, un neurólogo de Melbourne que le debe la vida a Wallenberg, recordó que en 1944, cuando tenía 9 años, el, su madre y una treintena de judíos estaban a punto de ser ejecutados por haberse arrancado la Estrella de David de sus ropas.
Mientras los militantes de la Cruz Flechada húngara, que eran pro-alemanes y antisemitas, los presionaban para colocarse de nuevo estos símbolos durante unos "minutos intensos, llenos de dolor y ansiedad" y esperaban las armas frente a una pared para ejecutarlos, llegaron un grupo de civiles liderados por Wallenberg, dijo Vajda.
"La atmósfera cambió y nos regresaron a la vivienda protegida. Todos nos miraron como si hubiéramos vuelto de la tumba", agregó el neurocirujano de origen judío a la cadena ABC.
El diplomático fue detenido en la capital húngara el 17 de enero de 1945 por fuerzas soviéticas junto a su chófer, Vilmos Langfelder, y la versión oficial de Rusia, que acusaba a Wallenberg de trabajar como espía estadounidense, es que ambos fueron trasladados a una prisión donde falleció tiempo después de un infarto.
La Unión Soviética reconoció el arresto Wallenberg en 1957 y el 22 de diciembre de 2000, nueve años después de la desintegración de la URSS, la Fiscalía General rusa rehabilitó "post mortem" al diplomático como víctima de represiones políticas. EFE