El gobierno brasileño enviará a integrantes de la policía de élite a cinco sedes de la Copa Confederaciones, en medio de protestas en todo el país contra los gastos del Mundial 2014, la última de ellas en Sao Paulo, donde unas 50.000 personas marcharon el martes.
Miembros de la Fuerza Nacional, que asume el papel de la policía de cada estado en disturbios sociales o en situaciones excepcionales, serán enviados a los estados de Rio de Janeiro, Bahia, Minas Gerais, Ceará y el Distrito Federal de Brasilia, indicó el Ministerio de Justicia en un comunicado citado por Agencia Brasil (estatal).
La medida no se aplicará por ahora al estado de Pernambuco, cuya capital, Recife, es la sexta sede de la Copa Confederaciones, un ensayo general del Mundial de fútbol el año próximo, que se celebra hasta el 30 de junio en Brasil.
"El perfil de la Fuerza Nacional es conciliador, mediador y no represor", dijo el ministerio de Justicia.
Integrantes de la Fuerza Nacional ya actuaron en la protesta que tuvo lugar el domingo frente al estadio de Maracaná en Rio de Janeiro durante el partido México-Italia, cuando los manifestantes fueron dispersados con balas de goma y gases lacrimógenos.
Nuevas protestas están previstas este miércoles en Fortaleza (Ceará, noreste), donde Brasil se enfrenta a México, y el jueves en varias ciudades.
Marcha y saqueos en Sao Paulo
En Sao Paulo, unas 50.000 personas (según la encuestadora Datafolha) marcharon pacíficamente el martes por la avenida Paulista, una de las principales de la ciudad, capital económica de Brasil.
Frente a la alcaldía, la policía dispersó con gases lacrimógenos y balas de goma a un grupo de unos 300 manifestantes que había incendiado un coche de la televisora Récord y un quiosco policial, constató una periodista de la AFP.
No obstante, varios regresaron al lugar y saquearon negocios, llevándose joyas, televisores de pantalla plana y zapatos hasta que fueron dispersados nuevamente.
Primavera tropical
"Es el comienzo de la primavera tropical", dijo a la AFP uno de los manifestantes, Givalnido Manoel, en referencia a los movimientos populares en el mundo árabe.
Otras protestas tuvieron lugar el martes en una treintena de ciudades más pequeñas, entre ellas Juazeiro do Norte (Ceará, noreste), donde la policía debió colocar al alcalde Raimundo Macedo en un camión de transporte de valores durante horas para protegerlo de una multitud que protestaba contra recortes de sueldo de profesores.
También hubo manifestaciones en Sao Gonçalo, una pequeña ciudad cercana a Rio, en Florianópolis (sur) y Manaos (norte).
La presidenta Dilma Rousseff, que prometió escuchar a los manifestantes, hizo el martes un viaje relámpago a Sao Paulo para reunirse con su padrino político, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), informó la Presidencia.
Ambos se encontraron con el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad -también del izquierdista Partido de los Trabajadores- en el aeropuerto de Congonhas para discutir, según el diario Folha de Sao Paulo, una eventual rebaja del boleto de bus, metro y tren en la ciudad, reivindicación que desató el movimiento de protesta en Brasil, .
No hubo declaraciones después de la reunión.
Porto Alegre (sur), Recife (noreste) y otras capitales estatales brasileñas anunciaron el martes reducciones en el precio del transporte público tras las multitudinarias protestas.
Los alcaldes de Sao Paulo y Rio dijeron que están dispuestos a revisar el valor del transporte público.
Repudio a la corrupción
Rousseff se comprometió a escuchar a los manifestantes, despulñes de las marchas que el lunes congregaron a 250.000 personas en todo el país.
"Este mensaje directo de las calles es de repudio a la corrupción y al uso indebido del dinero público", afirmó la mandataria, que ha despedido de su gobierno a siete ministros acusados de desvío de dineros públicos.
Los manifestantes, convocados a través de las redes sociales, son en su mayoría jóvenes con educación superior y apolíticos.
"No quiero que haya más corrupción ni que los brasileños tengan que pagar tan altos impuestos para nada. Falta inversión en educación, salud, transporte", dijo a la AFP la estudiante Marina Santos, de 17 años, que manifestaba el martes en Sao Paulo.
Las protestas en Brasil tienen algo en común con las de Turquía o Egipto: "Un trasfondo de profundo cambio social, de ascensión de una nueva clase media", estimó el economista André Perfeito, de la consultora Gradual Investimentos.
En la última década, 40 millones de personas ingresaron a la clase media -que hoy abarca a más de la mitad de la población- y el país vivió una explosión del consumo y un inédito acceso al crédito.
El lunes, los manifestantes intentaron apoderarse de símbolos del gobierno: en Brasilia se subieron pacíficamente al techo del Congreso nacional, en Rio intentaron invadir con violencia la Asamblea Legislativa estatal y en Sao Paulo y Curitiba (sur) buscaron ingresar a la fuerza en la sede del gobierno estatal. El martes, tambien intentaron ingresar por la fuerza a la alcaldía de Sao Paulo.
"Brasil nos pidió ser sede de la Copa. Nosotros no se lo impusimos", dijo el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en respuesta a las manifestaciones que critican los 15.000 millones de dólares que costará el Mundial y la Confederaciones./AFP