China ha sancionado a una serie de funcionarios por no haber frenado un brote de COVID-19 que ha provocado casi 900 infecciones sintomáticas en todo el país en menos de un mes, un resurgimiento que complica la estrategia de Beijing de mantener el virus totalmente alejado, indica Infobae.
La ciudad oriental china de Yangzhou emitió advertencias a cinco funcionarios por el mal manejo de las pruebas masivas que, según ellos; permitieron que el virus siguiera propagándose. La ciudad ha superado a la cercana Nanjing, donde comenzó el brote impulsado por la variante Delta; como el mayor foco de China, con 308 casos confirmados hasta el lunes. Seis pacientes están en estado crítico y, si alguno muriera, sería la primera muerte por COVID-19 en más de seis meses.
Más de 30 funcionarios de todo el país, desde alcaldes y directores locales de sanidad hasta jefes de hospitales y aeropuertos; han sido sancionados por el régimen chino por presunta negligencia y mal manejo de los brotes locales, según el diario estatal Global Times.
China está lidiando con su brote más amplio de COVID-19 desde que supuestamente aplastó el virus -según los dudosos datos oficiales- que surgió por primera vez en la ciudad central china de Wuhan a finales de 2019. El último resurgimiento se ha extendido por más de la mitad de las 31 provincias del continente. Aunque la mayoría de la vasta población de China está vacunada, las autoridades no se arriesgan a confiar en las inoculaciones y, en cambio, han recurrido a su libro de jugadas de pruebas masivas y cierres selectivos para acabar con el virus.
Fuente: Infobae
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