BBC
Cristina, Laura y Ana ya no pueden protestar. Si acuden a una marcha de la oposición contra el gobierno de Venezuela, serán detenidas. Las tres jóvenes -cuya identidades reales prefieren proteger por temor a represalias- apenas superan los 20 años.
El 15 de mayo fueron detenidas en Valencia, su delito: participar en una de las miles de protestas en contra del gobierno que desde hace más de dos meses se suceden en Venezuela.
Esta medida fue la primera en aumentar el nivel del Plan Zamora, con el que el gobierno quiere contener las manifestaciones. Son apenas tres de las más de 200 personas que han sido detenidas y puestas a disposición de la justicia militar en el estado Carabobo. Este fue el primero en aumentar el nivel del Plan Zamora, con el que el gobierno quiere contener las manifestaciones.
1. La detención
Cristina salió con un amigo el lunes 15 de mayo para participar en el plantón de protesta contra el gobierno. El gobierno cataloga como violentas la mayor parte de las protestas. La oposición, a su vez, critica la fuerte represión.
"Cien motos en hilera con dos guardias en cada una arrancaron. Me quedé paralizada, rodeada por la policía. Corrí hacia un comercio", recuerda Cristina.
"Entré y al poco lo hizo un guardia. ‘Se me sale todo el mundo de aquí’, gritó. Y lanzó una bomba lacrimógena en el interior", relata la joven, quien afirma que agarró el artefacto humeante y lo expulsó a la calle.
En el comercio se refugiaron siete manifestantes. Entre ellos también Ana y Laura, que acudieron juntas a la protesta. Todos fueron subidos en un camión.
2. "Bienvenidos a su nueva casa"
Al sur de Valencia se encuentra Ciudad Chávez, una urbanización planificada con unos 4.000 nuevos apartamentos que fueron entregados desde julio de 2005 a familias en condición de pobreza extrema o situación de riesgo, según las autoridades.
"Ciudad Chávez es un sueño de nuestro líder eterno, Hugo Chávez", dijo entonces el gobernador del estado Carabobo, Francisco Ameliach, un exmilitar cercano al comandante que dirigió Venezuela de 1999 hasta su muerte en 2013.
"Bienvenidos a su nueva casa, bienvenidos a Ciudad Chávez", dice Cristina que fue el mensaje de uno de los guardias al llegar a ese destacamento. "Nos tomaron los datos, nos metieron en la celda a 19 personas juntas", cuenta.
"Había guardias buenos y malos. Uno me dijo: ‘Tú no vas a salir y si sales, te agarramos y te volvemos a meter'", recuerda Laura, mientras rememora el suceso ya con una tranquilidad que le faltó entonces.
Ana recuerda cómo la insultaron en el camión y cómo durante el trayecto a uno de sus compañeros le pasaban continuamente por la cara y el cuello un guante con gas pimienta, que provoca un gran escozor.
Las 19 personas estuvieron dos días y medio en el destacamento. En ese tiempo, sus familiares, apostados en la verja, preocupados, les suministraban la comida, que no siempre llegó a sus manos. No hubo aseo y en ese tiempo durmieron en el piso.
"Los guardias preguntaban: ‘¿Quién se ofrece a limpiar el baño?’ Agarraban a una persona y le hacían limpiar el baño. A las mujeres nos tratan mejor que a los hombres", constata Laura.
"No nos tratan mal, pero tampoco la pasamos bien", acota Ana.
3. La audiencia
Tras más de 24 horas en el destacamento, la noche del martes 16 de mayo comenzó la audiencia en el comedor, a donde llegaron en fila, sujetando los hombros de quien les antecedía. En dos filas, los 19 detenidos se presentaron ante la jueza militar Luz María Santafé Acevedo.
Esa vez no hubo guardias armados con fusiles, como sí sucedió en las primeras vistas, según cuenta Luis Armando Betancourt, coordinador en Carabobo de la ONG Foro Penal Venezolano, que ha defendido a los manifestantes en estas audiencias.
Los tres fiscales les imputaron a los 19 los mismos cargos: vilipendio, instigación a la rebelión y ultraje al centinela.
"Cuando hay una agresión sobre el centinela, o sobre un efecto de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, perfectamente se incurre en un delito militar y puede conocer la jurisdicción militar", dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino para justificar que los civiles sean juzgados en tribunales militares.
Yel Código Orgánico de Justicia Militar, anterior a la Constitución vigente, sí permite que esa jurisdicción penal se aplique a delitos de naturaleza militar cometidos por civiles. El artículo 261 de la Constitución de 1999 dice que la jurisdicción militar sólo es válida para los militares.
Una vez leídos los cargos en Ciudad Chávez, cada uno de los 19 fue entrando de nuevo en la sala para responder a las preguntas de fiscales y abogados.
Pero la luz se fue y la audiencia se aplazó. Y lo que en principio generó desesperación terminó siendo una ventaja.
El grupo se favoreció de que era gente muy conocida en redes sociales y de que contaban con familias influyentes en Valencia.
Mientras los 19 pernoctaban en un cuarto aún más pequeño que el primero, y sin saber cuánto más tiempo estarían detenidos o si la juez decretaría una privación de libertad de 45 días, se sucedían las llamadas.
"Ese día nos dijeron que salíamos", recuerda Cristina. Era ya miércoles 17 de mayo.
Por la noche se reanudó la vista y al final, ya en la madrugada del jueves 18, la jueza ordenó medidas cautelares y la libertad.
4. Las consecuencias
Ahora las tres jóvenes y sus 16 compañeros se deben presentar cada cinco días en un cuartel militar, no pueden salir del país ni del estado Carabobo ni participar en manifestaciones.
Cristina recuerda haber visto hace unos días una camioneta del servicio de inteligencia a su espalda. Cree que la siguen.
"Ese terror queda sembrado en ellos. El terror está ahí", lamenta Betancourt.
Pese a todo, Ana, Laura y Cristina tuvieron suerte. En la verja del destacamento de la Guardia Nacional de Ciudad Chávez el miércoles 31 de mayo había tres madres.
Sandra, serena, le llevó comida a su hijo, que llevaba detenido en el retén 25 días. Lo acusan de participar en saqueos y de robar dos cajas de cervezas. "Mi hijo dice que ni se las bebió", bromea su madre.
A su lado, una señora mucho más mayor llora. Dice que a su hijo lo golpearon cuando denunció que no pudo verla el Día de la Madre.
Otra grita desconsolada. Ha escuchado que su hijo será trasladado a una cárcel.
"Uribana", le grita el guardia nacional que conduce la camioneta que lo traslada. Es el nombre de una prisión en Barquisimeto, a 220 kilómetros de Ciudad Chávez. Allí, como muchos otros, esperará una nueva audiencia militar que determinará si hay o no juicio.
"Entrar a una prisión de esas es como perder la vida", dice el abogado Betancourt.
Esa perspectiva genera temor. "A mis amigas sus padres les prohíben salir a las marchas", afirma Laura. "Carabobo se apagó después de esto", añade apenada Cristina.
2017-06-06