El Partido de los Trabajadores (PT) y el exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, su máximo líder, "proclamaron" hoy de forma oficiosa la candidatura de la presidenta Dilma Rousseff para las elecciones que se celebrarán en 2014.
No fue una proclamación formal, pero la inauguración del quinto Congreso Nacional del PT, celebrada hoy en Brasilia, no dejó dudas de que Rousseff aspirará a la reelección el año próximo, pese a que ella, presente en el acto, evitó responder directamente a los ruegos de los militantes de la formación fundada por Lula en 1980.
"Tenemos una responsabilidad y es reelegir a esta compañera como presidenta de la República", declaró Lula al inaugurar el Congreso Nacional del PT, que congregó en Brasilia a unos 600 delegados y que concluirá el próximo sábado.
"Uno, dos tres, Dilma otra vez", corearon los asistentes aupados por el propio Lula, quien antecedió a Rousseff entre 2003 y 2011, período en que gobernó durante dos mandatos consecutivos tras haber llevado al PT por primera vez al poder.
Lula aseguró que no bastará con la reelección de Rousseff el año próximo, pues "ella va a precisar gobernar con un buen número de compañeros en la Cámara de Diputados y en el Senado", por lo que animó al PT a "tomarse en serio" las elecciones parlamentarias, que coincidirán con las presidenciales en octubre del año próximo.
El expresidente evocó el activismo de Rousseff en su juventud, cuando acabó presa por su oposición al régimen militar que gobernaba entonces, y aseguró que "en esas luchas" la actual presidenta se curtió para "un día" gobernar al país.
"Detuvieron a una joven de 20 años, la torturaron y luego la soltaron. Pensaron que le habían dado una lección y que ella nunca más se metería en política", pero "años después esa joven rebelde se convirtió en presidenta del país" y ahora "será reelegida", aseguró.
Adelantó que el año próximo se plegará a la campaña electoral de Rousseff como "un militante más" y le lanzó un reto a la oposición: "Ahora, van a tener que enfrentar a Dilma, al PT y a Lula", dijo.
Cuando le tocó el turno de intervenir, inmediatamente después de Lula, Rousseff coqueteó con esa "proclamación" y recibió con amplias sonrisas cada coro en favor de su reelección, pero en su discurso se limitó a hacer un repaso de las mejoras sociales experimentadas por Brasil desde que el PT llegó al poder.
Rousseff citó al líder surafricano Nelson Mandela, fallecido la semana pasada y de quien dijo que fue "una fuente de inspiración para las luchas libertarias en todo el mundo", al afirmar que el PT "demostró que todo es imposible, hasta que se hace".
En ese sentido, subrayó que cerca de 40 millones de brasileños dejaron la pobreza bajo los Gobiernos del PT, lo cual consideró una "utopía conquistada".
También subrayó que, desde 2003, la economía brasileña se ha mantenido en un escenario de estabilidad y crecimiento con baja inflación, y que en el país se generaron, desde entonces, "más de 20 millones de empleos formales".
Pero Rousseff no confirmó que aceptará la candidatura, aunque mostró una amplia sonrisa cuando los militantes la despidieron con el grito que se repitió durante todo el acto y que promete ser un "mantra" para el PT durante 2014: "Uno, dos tres, Dilma otra vez".
En el acto intervino también el presidente del PT, Rui Falcao, quien subrayó que las encuestas de opinión "dicen que Brasil quiere seguir con el PT y con Dilma", a quien los sondeos le atribuyen una intención de voto cercana al 50 por ciento.
Durante la apertura del congreso del PT hubo reiteradas muestras de apoyo al expresidente del partido José Genoino, al exministro de la Presidencia José Dirceu y al antiguo tesorero de esa formación Delubio Soares, encarcelados por su responsabilidad en escándalos de corrupción denunciados en 2005, durante el primer mandato de Lula.
Falcao aseguró que el proceso que llevó a la condena de esos tres líderes del PT y de otros 23 empresarios y políticos implicados en el escándalo fue un "tsunami de manipulación" y garantizó que "la historia comprobará que fueron condenados sin pruebas", con "la complicidad de la prensa conservadora". /EFE