Luego de tres días de tregua, el Ejército de Sudán y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, inglés) volvieron a alzar sus armas, lo que causó más pánico entre los civiles quienes buscan la manera de salir del país africano.
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Uno de los primero blancos fue el hospital de la ciudad gemela de Omdurmán, en la ribera este del río Nilo, teatro de operaciones, como otras ciudades del interior de la fiera pugna entre los generales Abdel Fattah al Burhan y su exaliado, Mohamed Hamdan Dagalo.
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Ambos contrincantes buscan eliminar al otro sin que haya pronóstico de cuál saldrá vencedor de la contienda en la que emplean fuego artillero, bombardeos aéreos y utilización de civiles como escudos humanos.
Estos enfrentamientos han dejado hasta el momento más de 500 muertos, de ellos 273 civiles no beligerantes, así como alrededor de cuatro mil heridos, según el reporte más reciente del gremio médico.
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Pese a estas lamentables cifras, no se asoma en el panorama alguna negociación entre las partes.
Es por ello, que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, advirtió recientemente que Sudán “está al borde del precipicio”.
Con información de Efe
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