Durante la histórica visita del papa Francisco a Irak en 2021 los responsables de seguridad del pontífice evitaron dos intentos de atentado.
Esta información se dio a conocer este lunes en un extracto de la autobiografía del pontífice, titulada "Spera" que se publicará el próximo 14 de enero.
Evitan dos intentos de atentado contra el papa Francisco
Según el Papa Francisco, los servicios secretos británicos alertaron a la Gendarmería vaticana sobre dos amenazas inminentes: una mujer cargada de explosivos y una furgoneta con intenciones similares, ambas dirigidas a Mosul. A pesar de los altos riesgos de seguridad y las advertencias recibidas, el Papa decidió continuar con su viaje, motivado por su deseo de promover el diálogo interreligioso y visitar lugares de gran importancia histórica y espiritual.
"Aquel viaje me fue desaconsejado por todos (…) Pero yo quería ir hasta el final, sentía que debía. Decía, casi familiarmente, que necesitaba ir a ver a nuestro abuelo Abraham, el antepasado común de judíos, cristianos y musulmanes", confiesa en su autobiografía.
Asimismo, el papa Francisco recordó que la policía iraquí interceptó y neutralizó a los atacantes antes de que pudieran llevar a cabo sus planes, evitando así una tragedia mayor. Este viaje, el primero de un Pontífice a Irak, incluyó encuentros significativos, como la reunión con el Gran Ayatolá Ali al-Sistani en Nayaf, y fue un hito en los esfuerzos del Papa por fomentar la paz y la comprensión entre diferentes religiones
«Incluso tras toda aquella devastación, el viento del odio no se detenía. Me avisaron tan pronto como aterrizamos en Bagdad el día anterior. La policía había alertado a la Gendarmería vaticana sobre una información recibida de los servicios secretos ingleses: una mujer cargada de explosivos, una joven terrorista suicida, se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención», rememora.
En cualquier caso el viaje apostólico se llevó a cabo y, entre otros hitos, el papa visitó la ciudad santa del Islam chií, Nayaf, y se reunió con su máxima autoridad, el ayatolá Ali al Sistani, para abogar por el diálogo entre religiones.
«Aquel encuentro con el Gran Ayatolá Ali al-Sistani se preparaba por la Santa Sede desde hacía décadas, sin que ninguno de mis antecesores lograra culminarlo», reconoce Francisco.
Mientras, el pontífice seguía pendiente de los dos supuestos atacantes de los que había sido advertido a su llegada a Irak.
«Cuando al día siguiente pregunté a la Gendarmería que sabía de los dos atacantes, el comandante me respondió lacónicamente ‘ya no están’. La policía iraquí los había interceptado y hecho explotar. También esto me afectó mucho, también este era un fruto envenenado de la guerra», rememora.
Con información de EFE
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