La máxima autoridad electoral en el estado de Georgia, Estados Unidos, el republicano Brad Raffensperger, denunció este lunes presiones de compañeros de su partido para invalidar votos que le dieron la victoria al demócrata Joe Biden.
En una entrevista con The Washington Post, Raffensperger, que ha sido señalado por el todavía presidente, Donald Trump, y por varios de sus compañeros como responsable de un supuesto fraude, también dijo que ha recibido amenazas de muerte.
"Además de enojarte, también es muy desilusionante, en particular cuando se trata de personas de mi partido", dijo durante la entrevista Raffensperger, que tiene el cargo de secretario de Estado.
Biden ganó Georgia por primera vez para los demócratas desde que el expresidente Bill Clinton lo hiciera en 1992, un hecho que Trump no ha reconocido todavía.
Raffensperger se ha convertido así en el señalado no solo por Trump, sino por algunos senadores, congresistas y militantes republicanos como el responsable de haber permitido un supuesto fraude, del que nadie ha presentado pruebas.
Los dos senadores republicanos por Georgia, que en enero tienen una segunda vuelta para revalidar sus escaños, han pedido su dimisión, y Trump ha puesto al congresista Doug Collins a la cabeza de sus esfuerzos para desacreditarle.
Según Raffensperger, el senador republicano Lindsey Graham, uno de los mayores aliados de Trump en la Cámara Alta, fue más allá al llamarle el viernes pasado para preguntarle sobre su autoridad para invalidar votos.
Graham, por su parte, lo ha negado y ha considerado "ridícula" tal acusación.
Los republicanos han puesto en su objetivo los votos por correo, que este 2020 se dispararon debido a la pandemia y lo hicieron particularmente entre votantes demócratas, ya que Trump expresó dudas durante toda la campaña sobre su validez.
En Georgia hay una ley que regula la verificación en varias fases que las firmas de los votos por correo coinciden con las que el estado tiene registrada en su base de datos, pero Trump y sus aliados han denunciado falsamente que no permite esa verificación.
Raffensperger ha defendido la eficacia de la norma y también la precisión de los resultados provisionales, mientras avanza el recuento manual que él mismo ordenó, sin que se hayan encontrado irregularidades.
El funcionario lamentó así que sus compañeros de partido viertan dudas sobre el sistema ya que eso puede desmovilizar la base republicana de cara a la segunda vuelta de enero para los dos escaños del Senado, de los que depende la mayoría en la Cámara Alta.
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