El líder norcoreano Kim Jong-un prometió “reforzar” el arsenal nuclear de su país; en su discurso de cierre del congreso del partido en el poder, informó este miércoles la agencia oficial norcoreana KCNA recibida en Seúl.
“Al reforzar nuestro arsenal de guerra nuclear, debemos hacer todo lo posible para construir el ejército más poderoso”, añadió, según KCNA.
Kim busca captar la atención de la administración entrante del demócrata Joe Biden, dicen los analistas; con su país más aislado que nunca después de cerrar sus fronteras para protegerse contra la pandemia de coronavirus.
La cumbre nuclear entre Kim y el presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, celebrada en Hanoi en febrero de 2019; fracasó ante el debate sobre el alivio de las sanciones y lo que Pyongyang estaba dispuesto a ceder a cambio.
Al principio del congreso de ocho días (el doble que la reunión anterior en 2016); Kim definió a Estados Unidos “el obstáculo fundamental para el desarrollo de nuestra revolución y nuestro principal enemigo”.
“La verdadera intención de su política hacia la República Popular Democrática de Corea nunca cambiará; quienquiera que llegue al poder”, agregó, sin mencionar a Biden por su nombre.
Submarino de propulsión nuclear
Corea del Norte completó los planes para un submarino de propulsión nuclear, dijo, lo que sería un cambio de juego estratégico; y ofreció una lista de objetivos de compras de armas, que incluyen ojivas deslizantes hipersónicas, satélites de reconocimiento militar y balística intercontinental de combustible sólido. misiles.
Los programas de armas en Corea progresaron rápidamente bajo el gobierno de Kim, incluyendo su explosión nuclear más poderosa hasta la fecha y misiles capaces de llegar a todo el territorio continental de Estados Unidos, a costa de sanciones internacionales cada vez más estrictas.
El lunes, en la sexta jornada del VII Congreso, Kim fue nombrado secretario general del Partido de los Trabajadores; cargo que antes ostentaron su padre y su abuelo y que contribuye a enaltecer aún más su figura al frente del gobierno.
La designación tiene ante todo una fuerte significación a nivel interno, ya que el último secretario general hasta ahora había sido su padre; Kim Jong-il, que obtuvo el cargo en 1997 y lo conservó hasta su muerte en 2011.
Kim Jong-un ascendió a secretario primero en 2012, poco después de la muerte de su progenitor, y en el anterior congreso del partido de 2016 pasó a ser presidente; rango que ostentó también su abuelo entre 1949 y 1966, cuando, al igual que ahora su nieto, pasó a ser “chongseogi” (secretario general).
La decisión parece pues encaminada a construir una narrativa que, de nuevo, traiga a la memoria de los norcoreanos a Kim Il-sung, algo que el régimen ha tratado de hacer desde que Kim Jong-un llegó al poder aprovechando las enormes similitudes tanto físicas como de carácter entre abuelo y nieto.
En un momento en el que el país parece atravesar su peor crisis económica en años parece sensato ligar la figura del joven líder a la de su abuelo -sinónimo de las victorias militares pergeñadas por la propaganda y de (relativa) prosperidad- y no tanto a la de su padre, de carácter huraño y asociado a la terrible hambruna de los años 90.
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