Fabiana Mogollón LL.
En la semana del cumpleaños 81 del gran Dalai Lama, su más grande enseñanza espiritual, continúa vigente en la actualidad: La teoría de la reencarnación, dado que el alma necesita más que una vida en la tierra para aprender y evolucionar en su totalidad.
El Dalai Lama estableció los principios básicos relacionados a la magia del mundo espiritual, entre ellos la idea del Karma y la reencarnación. Según sus enseñanzas, el renacimiento de un espíritu en un nuevo cuerpo se da cuando algunos restos de dese, aversión, ignorancia y errores, que quedan grabados en la conciencia del espíritu al fallecer.
Se dice entonces, que un espíritu debe reencarnar cuantas veces sea necesario, hasta que logre eliminar de su alma estos venenos humanos y terrenales. Es así como, una vez eliminados todos los karmas, el espíritu evoluciona en su totalidad, y ya no necesita seguir reencarnando.
En esta mágica enseñanza espiritual radica la sabiduría del Dalai; una de las tantas razones que lo hizo merecedor del premio Nobel de la Paz, en el año 1989.
A continuación, sus 10 frases célebres:
1) Podemos vivir sin religión ni meditación, pero no podemos sobrevivir sin afecto humano.
2) Recuerda que no conseguir lo que quieres a veces significa un maravilloso golpe de suerte.
3) Abre tus brazos al cambio, pero no dejes que tus valores se escapen.
4) La esencia de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás.
5) Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal.
6) La amistad sólo podía tener lugar a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad.
7) La tolerancia y la paciencia son mucho más profundas y efectivas que la mera indiferencia.
8) Aunque haya religiones diferentes, debido a distintas culturas y tradiciones, lo importante es que todas coinciden en su objetivo principal: ser buena persona y ayudar a los demás.
9) La muerte nos iguala a todos. Es la misma para un hombre rico que para un animal salvaje.
La bondad o la maldad de los actos la determina su fruto.
10) La esencia del cristianismo y el budismo es la misma: la práctica del amor, para lo cual es necesario poner énfasis en el perdón y compartir el sufrimiento ajeno
2016-07-07