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El uruguayo Luis Almagro asume este martes la Secretaría General de la OEA en un momento de profunda división entre sus miembros sobre el papel que debe desempeñar la institución, debilitada y en crisis en un contexto de alianzas regionales en ascenso como Unasur y Celac.
Avalado por su gestión como canciller del expresidente uruguayo José Mujica, Almagro busca "renovar" una Organización de Estados Americanos (OEA) cuestionada por los propios países que la integran y que arrastra un problema crónico de falta de fondos por el retraso en los pagos de las cuotas.
El diplomático fue el único candidato que se postuló para relevar al frente del organismo al chileno José Miguel Insulza y en la elección por voto secreto obtuvo el apoyo de todos los países miembros, salvo una abstención cuya autoría nunca se confirmó.
"La OEA que recibió Insulza hace diez años no estaba tan hambrienta de cambio como la que toma ahora Almagro. Algunos hablan incluso de refundación, porque sienten que el organismo no responde a los problemas del hemisferio, cosa que en buena medida es cierta", comentó a Efe el embajador de México ante la OEA, Emilio Rabasa, que lideró el grupo de trabajo para la reforma del organismo.
Almagro llega dispuesto a recoger esas peticiones de cambio y liderar la modernización de una organización que, como dijo durante su campaña, debe "dejar atrás la Guerra Fría", en la que fue creada, y funcionar como un ente "del siglo XXI".
2015-05-25