Cerca de medio millón de personas salieron hoy a las calles de Río de Janeiro para poner punto y final al carnaval al ritmo de la banda Monobloco y sus más de 200 percusionistas.
A pesar de que el carnaval llegó oficialmente a su fin en la madrugada del Miércoles de Ceniza, miles de personas ocuparon el domingo cada centímetro de la céntrica avenida Rio Branco para acompañar el último gran "bloco" (comparsa) oficial de la mayor fiesta brasileña.
El desfile de Monobloco, convertido ya en una tradición, viene repitiéndose desde hace 14 años, cuando el grupo salió por primera vez a las calles de la capital carioca, donde atrajo cerca 10.000 personas, una cifra pequeña en comparación con las 500.000 que se reunieron este domingo.
La novedad de esta décimo cuarta edición recayó en la participación de la cantante Gaby Amarantos, quien actuó al lado de otros artistas como Pedro Luís, Fábio Allman, Renato Biguli, Pedro Quental y Alexandre Momo.
El repertorio ofrecido por la banda mezcló canciones de Amarantos con grandes éxitos de la música brasileña, pasando por la samba, el forró y el rock, todo ello acompañado por la fuerza de la batería, dirigida por el maestro Celso Alvim, uno de los fundadores de los Monobloco.
Para Pedro Luís, también fundador y vocalista de la banda "Pedro Luís e a Parede", el Monobloco "está siendo cada vez más reconocido en el mundo entero por la fuerza de la batucada y por la fuerza de la diversidad musical brasileña".
"Estamos orgullosos de estar conquistando el mundo con ese patrimonio nacional", afirmó.
Con desfiles o no, las cientos de miles de personas que se dieron cita en el centro de Río de Janeiro acompañaron durante cerca de dos kilómetros a los 220 percusionistas que tocaron sin parar sus instrumentos.
"Es una emoción diferente cada vez que desfilamos", señaló Marina Toledo, quien hoy dejó de lado los papeles del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro, donde trabaja, y los cambió por la percusión.
Tras cerca de cuatro horas de diversión, el desfile concluyó sin incidentes graves, aunque hubo una pequeña confusión cuando un grupo saltó la cuerda que separa a los músicos del resto de público.
Como cada año, el Monobloco atrajo a miles de turistas y viejos seguidores que no quisieron perderse la actuación de uno de los "blocos" (comparsas) más tradicionales de la ciudad.
"Hace cinco años que vengo. Es un bloco muy saludable, todo el mundo disfruta (…) Si terminas el carnaval sin ir al Monobloco, queda faltando alguna cosa dentro de nosotros", comentó Márcia Cristiane, quien acudió acompañada de su hija, su sobrina y una prima.
A pesar de que los basureros públicos de Río de Janeiro llegaron el sábado a un acuerdo tras 8 días de huelga, varios integrantes de la organización fueron recogiendo los desechos dejados por los miles de participantes que inundaron las calles para despedir, hasta el próximo año, el carnaval. EFE