Por: Guillermo Liñares
Michael Jordan, el catalogado como "mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos" cumple este jueves 17 de febrero 59 años. Nació en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos.
Selección número tres en la primera ronda del Draft de 1984 por los Bulls de Chicago, campeón en el baloncesto universitario con la universidad de Carolina del Norte, Michael Jordan ya prometía ser una leyenda desde que era un adolescente. Desde que sus inicios apuntaban a un fuera de serie que jugando de escolta iba a cambiar para siempre la historia del deporte del tabloncillo.
En la universidad de Carolina del Norte la influencia de Dean Smith, emblemático coach que obtuvo par de anillos en la NCAA (la liga universitaria de baloncesto estadounidense) fue determinante para su desarrollo y confianza. Bajo el mando de Smith ganaron el título de 1982, cuando vencieron a Georgetown con marcador de 63-62. Michael fue determinante en ese campeonato, para después aspirar a lograr conquistar la NBA. Como sucedió.
En los Chicago Bulls la historia de Jordan es ampliamente conocida por los amantes del baloncesto. En su temporada de novato lo designaron como el más destacado, y tuvo que esperar a 1991 para superar en cinco juegos a los Lakers de Magic Johnson para ganar su primera corona. Ese año ganó su segundo MVP con un promedio de 31,5 puntos, 6,0 rebotes y 5,5 asistencias por partido en la temporada.
Retiro
Lo que vino luego es digno de una película de superhéroes: repitió título en 1992 y 1993, justo cuando decidió retirarse por primera vez por no disfrutar como antes el juego y el asesinato de su padre James Jordan.
Pero como los grandes nunca tiran la toalla, "Su Majestad" volvió después de probar sin demasiado éxito el periplo como pelotero con los Medias Blancas de Chicago para devolverle la alegría a la fanaticada de los Bulls con los campeonatos de 1996, 1997 y 1998. Un núcleo inolvidable que conformaban el propio Michael Jordan, Scottie Pippen, Dennis Rodman o Steve Kerr. Dominaron con puño de hierro la NBA en los 90′.
14 asistencias al Juego de Estrellas, cinco premios "Más Valioso", seis "MVP" en las seis finales que jugó, y un promedio de puntos de 30.1 por juego durante 15 años como profesional (el mejor de la historia) son solo algunos de los guarismos que resumen una trayectoria que lo haría merecedor de entronizarlo al Salón de la Fama de la NBA en 2009.
Lo ganó todo: con Chicago y con Estados Unidos, donde obtuvo dos medallas de oro en Juegos Olímpicos (Los Angeles 1984 y Barcelona 1992), y un Campeonato Preolímpico de Las Américas en Portland, donde venció a Venezuela. Además, ganó 10 títulos de máximo anotador y lo nombraron en el mejor quinteto de la NBA en diez ocasiones, en el defensivo nueve veces, líder en robos de balón durante tres años y un premio al mejor defensor de la temporada.
¿Es el mejor de la historia? Para muchos si, lo que no queda duda es que su aporte al baloncesto y al deporte mundial fue mayúsculo. Uno que hoy lo recuerda como el hombre que levantó de sus asientos a millones de personas para beneficio del espectáculo.
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