La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, dijo hoy que habrá más masacres y más desplazamientos masivos de población en Siria por razones sectarias si la guerra civil se prolonga.
"Si la situación actual persiste, o se deteriora todavía más, habrá más masacres sectarias. La incitación a la violencia por motivos religiosos o étnicos, así como la participación de cada vez más combatientes extranjeros son señales premonitorias de más violencia", sostuvo.
Pillay inauguró con estas advertencias una sesión de emergencia del Consejo de Derechos Humanos de la ONU convocada para exigir al régimen sirio que levante el sitio sobre la ciudad de Al Quseir (oeste del país).
El asedio a esta ciudad ha provocado que cientos de personas hayan muerto y otros miles, hasta 40.000 civiles,esté atrapados sin agua, alimentos, electricidad ni suministros médicos.
El sitio empezó el año pasado, pero se intensificó en los últimos meses con una intervención militar de las fuerzas gubernamentales y sus milicias aliadas para recuperar su control, que había caído en manos de grupos opositores.
Al Quseir es considerado por su ubicación geográfica un lugar de paso estratégico para ambos bandos.
"Las fuerzas del Gobierno y sus milicias afiliadas han perpetrado actos de castigo colectivo contra la población civil que se cree simpatiza con la oposición", indicó Pillay.
Sin embargo, la alta comisionada también enfatizó que el desprecio en Siria por los principios más básicos del derecho internacional no se limita al gobierno y que "muchos grupos armados opositores han lanzado operaciones militares dentro de áreas pobladas por civiles".
Pillay denunció que "algunos de estos grupos ejecuten a prisioneros de las fuerzas progubernamentales y sus milicias", y también son responsables de cada vez más "secuestros de civiles, asesinatos y amenazas de represalias contra la población que se percibe como partidaria del gobierno".
En su intervención ante el Consejo de Derechos Humanos, la alta comisionada pidió a todos transmitir un mensaje inequívoco de que "este conflicto no debe alentarse con armas, municiones, política o religión".
También pidió a los países que influyen en alguna de las dos partes del conflicto que les hagan entender "claramente que están unidos y no tolerarán más matanzas".
Rusia y China ejercen una clara influencia sobre el régimen de Bachar Al Asad, mientras que Estados Unidos, ciertos países árabes -principalmente Turquía y Catar-, así como algunos europeos, lo hacen en el campo rebelde. EFE