El presidente ruso Vladimir Putin dijo el miércoles que “la vida continúa” a pesar de la situación “difícil” provocada por el COVID-19 en un país reportó récords de contagio en dos semanas consecutivas.
El Kremlin se niega a imponer restricciones nacionales. Aunque la comisión encargada de combatir el coronavirus reportó 141.883 casos el miércoles. Un aumento brusco comparado con los 15.000 casos diarios a principios de enero.
Putin hizo un llamado a la “solidaridad” y la “ayuda mutua” para ayudar al país a superar la nueva oleada.
Después de un confinamiento de seis semanas en 2020, Rusia no aplicó restricciones nacionales a sus ciudadanos y dejó esas decisiones en manos de los gobiernos regionales. Las restricciones varían en cada región, desde la obligación de trabajar en forma remota a limitar el acceso a ciertos espacios públicos.
“Hoy no hablamos de encierro, no hablamos de cuarentena, no hablamos de contramedidas de emergencia”, dijo Anna Popova, jefa de la agencia nacional de salud pública, a la agencia noticiosa estatal RIA-Novosti.
El mes a pasado, el Parlamento aplazó por tiempo indeterminado las restricciones a personas no vacunadas. Algo que hubiera provocado malestar entre los sectores renuentes a la vacunación. Y la semana pasada, las autoridades de salud redujeron el período de aislamiento de personas que entraron en contacto con enfermos de COVID-19 de 14 días a siete sin dar explicaciones.
AP
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