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La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, elevó este martes el tono de su discurso y denunció una actitud "golpista" entre ciertos sectores de la oposición, que defienden la apertura de un juicio político con miras a su destitución.
Rousseff estuvo arropada por su antecesor y padrino político, Luiz Inácio Lula da Silva, y por el expresidente de Uruguay, José Mujica, quienes le respaldaron durante un acto en Sao Paulo con la Central Única de los Trabajadores (CUT), la mayor central sindical de Brasil.
La presidenta brasileña se mostró contundente contra los que quieren "acortar" su mandato "sin hechos jurídicos" y acusó a la oposición de querer expandir "el odio y la intolerancia" en Brasil.
En su discurso más político, como el propio Lula admitió, la mandataria recalcó que los movimientos articulados en las últimas semanas para la apertura de un proceso con miras a su destitución son "abiertamente golpistas".
"Lo que antes era inconformismo, se transformó en un deseo de retroceso político y eso tiene un nombre: eso es golpismo de manera abierta", resaltó.
La declaraciones de Rousseff se producen en un momento de gran tensión política, ya que el presidente de la Cámara de los Diputados, Eduardo Cunha, tiene en su mesa varias acciones intentadas por la oposición con miras a la destitución de la mandataria, las cuales deberán ser analizadas en los próximos días o semanas.
Pese a las numerosas peticiones ya archivadas por Cunha, la oposición confía en que el presidente de la Cámara acepte la solicitada por un grupo de juristas debido a que cuenta con basta argumentación jurídica y se refiere a las maniobras contables ilegales que el Gobierno supuestamente realizó para maquillar sus resultados fiscales de 2014.
"La artificialidad de los argumentos (de la oposición) es absoluta y la voluntad de producir un golpe contra el funcionamiento es explícita", añadió la mandataria. EFE.
2015-10-13