Las sanciones aplicadas la semana pasada por Estados Unidos están recortando aún más el acceso de Nicolás Maduro a los mercados financieros, en una situación que ya está golpeando las operaciones regulares de la estatal Petróleos de Venezuela y la capacidad de la nación de cumplir con sus obligaciones de deuda.
La situación está llevando al gobierno a redoblar sus esfuerzos para tratar de convencer a China y Rusia a que le ayuden a conseguir nuevos fondos para cubrir los $3,600 millones en vencimientos que debe pagar a partir de mediados de septiembre.
La administración de Donald Trump anunció a finales de la semana pasada que las instituciones financieras bajo supervisión del gobierno de Estados Unidos no podrán comprar ni vender nuevas emisiones de bonos denominados en dólares de la República de Venezuela ni de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
El gobierno estadounidense también prohibió los trámites con un número reducido de bonos venezolanos ya existentes y los pagos de dividendos al gobierno de Venezuela, medida que afecta los futuros desembolsos de Citgo, filial estadounidense de PDVSA.
Aunque las sanciones anunciadas hasta ahora no afectan a la gran mayoría de los bonos que ya se encuentran en circulación, la posibilidad de que las autoridades en Washington anuncien sanciones adicionales ya está llevando a inversores y a instituciones financieras a tomar la decisión de alejarse de los instrumentos venezolanos.
La agencia de calificación de riesgo Fitch ya comenzó alertar a los mercados financieros sobre el rápido deterioro de la situación económica de Venezuela, y advirtió que un incumplimiento de pago luce “probable” tras el anuncio de las sanciones realizadas el viernes de la semana pasada.
2017-09-01