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Santos deposita en la paz las esperanzas de cambio en Colombia

Jueves, 07 de agosto de 2014 a las 07:30 pm
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EFE

La paz será el eje del segundo mandato del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que comenzó con su compromiso de perseverar en la consecución de ese objetivo fundamental para el desarrollo del país.

"Paz" fue la palabra más repetida por Santos en el discurso inaugural de su segunda Presidencia (2014-2018), y lo hizo 21 veces, lo que ratifica que más allá de las promesas de la pasada campaña electoral está decidido a entregar en cuatro años un país libre del conflicto que durante medio siglo ha desangrado a Colombia.

Para el presidente, la paz es la pieza número uno de su cometido para el próximo cuatrienio: comenzar la construcción de un nuevo país sobre los pilares de paz total, equidad y educación, meta que en su opinión debe lograrse en una década, en el 2025 concretamente.

"La paz es un eje programático incuestionable", dijo a Efe el analista político Fernando Giraldo, de la Universidad Javeriana de Bogotá, quien considera que en el discurso de investidura del presidente, aunque era previsible el énfasis en la paz, el asunto no quedará como una simple declaración.

Según Giraldo, el proceso de paz que Santos inició durante su primer mandato con las FARC está en "un camino de no retorno" a pesar de las dificultades que a diario surgen, principalmente por los ataques de los rebeldes contra civiles o contra las infraestructuras del país.

"Y hoy les digo: ¡Voy a emplear todas mis energías en cumplir con ese mandato de paz!", manifestó el jefe de Estado con la convicción de que no hay otra opción, pese a que en la misma intervención hizo fuertes advertencias a las FARC por la contradicción entre su discurso en la capital cubana y las acciones violentas que cometen en territorio colombiano.

El presidente recogió en su alocución el sentimiento de la opinión pública que no entiende por qué las FARC insisten en sus ataques contra civiles o contra la infraestructura energética del país cuando a estas alturas del proceso, con tres de los cinco puntos de la agenda de negociación ya resueltos, deberían mostrar gestos de paz para aumentar la confianza en el diálogo.

"Señores de las FARC: ¡están advertidos!", dijo Santos después de afirmar que los hechos de violencia de las últimas semanas "ponen en riesgo el mismo proceso".

Giraldo considera que este mensaje fue una demostración de firmeza dirigida a los colombianos que tienen reservas sobre el proceso de paz y creen que el presidente le está entregando el país a la guerrilla, y por lo tanto es poco probable que pueda llegar a pensar en una ruptura del diálogo si las FARC insisten en sus ataques.

También puede ser una forma de neutralizar la oposición que plantea a los diálogos de paz el Centro Democrático, partido liderado por el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe, cuya bancada no acudió hoy a los actos de investidura alegando "abuso de poder" de Santos en las pasadas elecciones y en protesta por la participación de una delegación de Venezuela.

Si el presidente negocia el fin del conflicto pero al mismo tiempo da muestras de firmeza ante las FARC, el Centro Democrático puede quedarse sin argumentos para cuestionar el proceso como lo ha hecho hasta ahora.

Giraldo recordó que Santos necesita que el Congreso que fue instalado el pasado 20 de julio legisle para el posconflicto, es decir, que apruebe las leyes necesarias para la aplicación de los eventuales acuerdos a los que se llegue con la guerrilla, y una oposición tan fuerte como la que hacen Uribe y su bancada pueden enredar las cosas.

El presidente encadenó además el tema de la paz al desarrollo que vislumbra para el país con los otros dos pilares, el de alcanzar la equidad social y una educación de calidad hasta el 2025, en una especie de círculo virtuoso en el que cada uno es indispensable para la plena consecución de los otros dos objetivos.

"No se trata de un discurso sino de algo concreto" opina Giraldo al recordar que esa promesa ya empezó a tomar forma con la presentación del presupuesto para el año próximo en el que los recursos destinados a la educación superan por primera vez los que se invertirán en defensa y seguridad.

Sin embargo, el analista ve en la meta de Santos una utopía porque aunque se consiga la paz, una educación de calidad no se construye en una década, como planteó el presidente, sino que es un trabajo de 30 o más años, especialmente si se tiene el atraso de Colombia en esta materia.