Tras casi una semana del voraz incendio que consume a gran parte del condado de Los Ángeles, en California, Estados Unidos, la cifra de víctimas mortales aumentó, mientras que las brigadas para tratar de apagar las llamas se conforman con toda la ayuda posible.
Autoridades locales confirmaron a la agencia de noticias EFE, que recibieron un contingente de unos 930 presos voluntarios, proveniente de diversas cárceles del condado, quienes se ofrecieron como voluntarios para trabajar en largas jornadas para tratar de sofocar las llamas.
Según San Lewis, director ejecutivo de la Coalición Anti-Reincidencia, los reos que se ofrecieron de manera voluntaria han sido desplegados en diversos grupos bajo la supervisión de bomberos y personal de rescate.
Estos “apagafuegos bajo custodia” están entrenados en limpieza, desmalezamiento y tala de árboles, que se pueden convertir en material combustible para el fuego.
Por ello, las extensas jornadas de los bomberos presos son destinadas para remover dicho material y tratar de construir cortafuegos que impidan el avance de las llamas en toda la zona forestal afectada.
“Están trabajando en condiciones realmente duras, especialmente en incendios forestales, donde están tratando de asegurarse de detener el crecimiento del fuego”, dice Lewis, quien asevera que los grupos cumplen labores de hasta 24 y 48 horas continuas extinguiendo incendios.
Las labores que realizan a diario los presos “requiere una gran cantidad de entrenamiento físico y habilidad”, asegura Lewis.
Disponen de un equipo manual y herramientas con el que se pasan el día “cortando tocones, malezas y limpiando los escombros para que no haya combustible que pueda atrapar el fuego”, explica.
Todo este sacrificio voluntario al que se exponen cientos de presos apenas les sale rentable teniendo en cuenta que el salario mínimo de California oscila los 16 dólares la hora. Si bien se les puede aplicar una reducción en sus condenas, “se les pagan muy poco por esto, menos del salario mínimo”, admite Lewis.
Cifra mortal
Durante el fin de semana, las autoridades oficializaron el deceso de 24 personas, producto de los recientes incendios en el condado de Los Ángeles.
Los datos oficiales hablan de 24 fallecidos, 16 han muerto por el incendio de Eaton y el resto por el de Palisades.
Además, de las víctimas sólo dos han sido identificadas: Charles Mortimer, de 84 años, que murió en el de Palisades, y Victor Shaw, de 66, que perdió la vida en el de Eaton.
Los equipos de trabajo atacan el siniestro que se produce en la región de Palisades, que se mantiene contenido solo en un 11 %, y el de Eaton, que está contenido en un 27 %, según los últimos datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California, Cal Fire.
Mientras, el incendio Hurst está contenido en un 89 %.
Está previsto que desde este lunes hasta el miércoles las condiciones meteorológicas empeoren, dificultando así el trabajo de los profesionales.
El gobernador de California, Gavin Newsom, ha desplegado al área de los siniestros otros 1.000 miembros de la Guardia Nacional del estado, con lo que la dotación ha aumentado hasta unos 2.500 efectivos.
Newsom también firmó una orden ejecutiva que suspende importantes regulaciones medioambientales con miras a agilizar la reconstrucción de viviendas y edificios.
El siniestro ha quemado más de 5.700 hectáreas, destruido al menos 7.000 estructuras y obligado a evacuar a más de 150.000 personas.
Con respecto a la posibilidad de que los incendios fuesen provocados, las autoridades no han descartado ninguna hipótesis.
Vale acotar que en sectores como Palisades existen urbanizaciones, donde la mayoría de habitantes son estrellas del mundo del espectáculo, sobre todo del cine, quienes abandonaron sus hogares para ponerse a resguardo, ante las intensas llamaradas que con el actual clima van en aumento.