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Perros de asistencia: extensión de los sentidos para personas con discapacidad

Miércoles, 13 de febrero de 2013 a las 07:30 pm
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La Fundación Regálame Tú Sonrisa retomará este año su programa de entrenamiento de perros de asistencia para personas con discapacidad motora y formalizará su relanzamiento el 20 de abril con el I Encuentro Canino en la Hacienda El Arroyo, ubicada en la avenida principal de La Guairita, al Este de la ciudad capital.

Con entrada gratuita, las personas podrán asistir con sus mascotas a concursos caninos, exhiciones de perros de asistencia, agilidad canina, perros policía, así como a la jornada de vacunación y kioskos de comida.

La presidenta de la fundación, María Alexandra Calderón, informó que esperan el patrocinio de organizaciones públicas o privadas para cubrir nuevos entrenamientos, y adelantó que de agosto a diciembre la Fundación Bocalán -de origen español- dictarán un segundo curso a entrenadores de perros de asistencia.

Como antesala a este curso, el 1 y 2 de junio los invitados de la Fundación Bocalán realizarán un seminario sobre el tema, "porque nuestra meta es colocar este año 10 perros de asistencia".

La fundación no tiene sede propia, pero se pueden contactar a través de la web: regalametusonrisa.org; en Twitter @rtsonrisa; en Facebook Regálame tu sonrisa o por el 0424-8486892.

"Cápsulas de medicina peluda"

Calderón recalca que estos caninos son la extensión de brazos, piernas, ojos y oídos de una persona con discapacidad o con alguna enfermedad, de manera que se convierten en "cápsulas de medicina peluda, o el chaleco salvavida" de ese hombre o esa mujer.

Regálame Tú Sonrisa se fundó en 2001, "porque para mí el perro es un elemento de felicidad en la vida de las personas, y lo primero que hacen cuando tienen uno es sonreír".

En Venezuela, los primeros cursos los dictaron en la escuela de equitación de la Fuerza Armada Nacional, en Fuerte Tiuna, Caracas, actividad que también apoyó el Círculo Militar y organizaciones privadas. Entonces se adiestraron cinco canes, que fueron entregados de forma gratuita entre 2003 y 2004 a personas con discapacidad motora.

La fundación también trabaja asistencia para personas con diabetes tipo I -para detectar bajas de azúcar- y autismo -para estimular la socialización en niños con esta patología.

Protocolo, entrenamiento y acoplamiento

El entrenamiento de un perro de asistencia es una tarea que demanda mucha responsabilidad porque la vida de una persona depende del animal y se deben cumplir todos los protocolos, incluso desde antes de nacer el canino.

Calderón especifica que dentro de la camada es seleccionado el perro que a futuro pudiera ser potencial de asistencia y eso lo determina un entrenador con el test de Campbell a las siete semanas de vida del animal. Para ello se hacen pruebas a través de diversos estímulos para medir atención social al hombre, capacidad de seguimiento al amo, aceptación de la obligación, entre otros aspectos.

Elisa Quintero Gimón, entrenadora de la Fundación Moon Wish, explica que se debe evaluar también que no haya mucha endogamia -cruces entre familia-, esto para descartar enfermedades, "porque la idea es tener un animal lo más saludable posible".

Las razas que más se utilizan son el Labrador Retriever y el Golden Retriever -en promedio con 10 años de vida activa como perros de asistencia-, porque aparte de su inteligencia, su genética los lleva a la búsqueda del objeto, tienen una mordida suave y socialmente son más aceptados por su apariencia.

Durante sus cinco primeros meses de vida el perro convive con una familia adoptiva que recibe una preparación previa para asumir la socialización. Debe exponer al cachorro a la mayor cantidad de estímulos o situaciones posibles como niños, otros perros y animales, ruidos de la ciudad, llevarlo en auto, a espacios abiertos como parques y demás lugares públicos, para que aprenda a trasladarse con la mayor naturalidad al subir y bajar escaleras mecánicas, pasar por las puertas rodadizas, aprender a subir ascensores, caminar por rampas movibles, controlar el miedo.

Luego pasa a un adiestramiento básico de obediencia. El entrenador lo enseña a sentarse, echarse, dar la pata, detenerse, y luego le enseñan habilidades específicas: abrir y cerrar gavetas, puertas, tracción de silla de ruedas, desvestir al usuario, arroparlo.

Cuando finaliza el curso se determina el usuario del perro. Para ello se hace una evaluación meticulosa de la persona y de su familia, se mide la empatía entre el perro y el hombre.

Para detectar una hipoglicemia -baja de azúcar- el entrenamiento del sentido del olfato es vital, que el animal reconcozca el aroma de la saliva de su compañero en condiciones normales para luego detectar el olor característico que emanará hormonalmente el usuario en caso de un ataque.

Alexandra Calderón recalca que el perro pertenece a la fundación de por vida y por eso debe mantenerse en óptimas condiciones, por lo cual llevan un seguimiento de la convivencia del perro y la persona.

"No me toques"

Estos animales portan un peto, o mochila, que los certifica como perros de asistencia, con una agarradera en la parte superior para poder ser manipulados por personas en sillas de ruedas.

El chaleco identifica la organización en la que fue entrenado durante ocho meses, en los bolsillos su acta de vacunación y datos del usuario y visiblemente la frase: "No me toques", debido a que no deben ser abordados por otras personas; en ese momento el animal está consciente de que está trabajando y la vida de otro depende de él.

Dentro de su jornada laboral tienen un promedio de hora y media de esparcimiento y descanso al día, para ello se les retira el peto.

Para Calderón, lo ideal es que la certificación de estos perros y de sus entrenadores esté a cargo de un ente del Estado, "para ello queremos entablar conversaciones con el Conapdis (Consejo Nacional para Personas con Discapacidad)".

Terapia asistida

Silvia Muriana, directiva de la Fundación Regálame Tu Sonrisa, apunta que para asistir terapias se pueden utilizar perros mestizos, como una herramienta más dentro de un proceso de rehabilitación del paciente, en conjunto con un equipo multidisciplinario de psicólogos y neuropsiquiatras.

En caso de problemas motores, estos perros hacen la terapia con el paciente porque sirven de ancla física para el ejercicio y estimulan la movilidad.

Muriana, quien actualmente cursa Psicología Educativa en la Universidad Central de Venezuela (UCV), aspira a realizar en el país proyectos educativos terapéuticos en los colegios para que los animales ayuden a niños con discapacidad a integrarse con sus compañeros. "Queremos continuar este proyecto, una educación para la sensibilización".

Tequila, ayuda física y emocional

Francis Muñoz tiene discapacidad músculo esquelética de nacimiento, su perra de asistencia, Tequila -una Golden Retriever de 10 años-, es un miembro más de la familia y durante casi ocho años la ayudó a tener independencia. Fue su rehabilitación física, emocional y psicológica, "me fortalecí a través de ella".

Tequila la acompañaba en su rutina diaria desde muy temprano hasta la noche. Le alcanzaba objetos personales, la ayudaba en tareas cotidianas, si tenía una silla manual estaba en capacidad de impulsarla, iban juntas a la universidad y luego al trabajo.

Un perro de asistencia requiere de muchos cuidados -señala-, hay que tenerlo bien hidratado para sorportar el ajetreo diario, alimentado, control veterinario, buena higiene y esterilizado.

Tequila ya tiene un año de retirada como perra de asistencia. Cuando esto ocurre hay varias alternativas: se regresa a la fundación, el usuario decide quedarse con ella o puede retomarla su familia adoptiva.

Muñoz decidió quedarse con ella para garantizarle una calidad de vida durante su adultez mayor. "Tequila es la abuelita de la casa.

Bastón psicológico

Para la entrenadora Elisa Quintero Gimón, estos perros siempre serán un bastón psicológico. Educadora en Ciencias Biológicas. Estudió comportamiento animal canino, en la escuela de Bocalán, en Madrid, España, y eventualmente trabaja con perros de asistencia para personas con discapacidad visual en Estados Unidos.

Explica que para adiestrar a un perro guía o lazarillo, por lo general cumplen el mismo protocolo, pero es importante enseñarles a pararse en el semáforo, en las aceras, a esquivar obstáculos para que la persona no se tropiece.

Estos perros son guías, utilizan un arnés de identificación y el usuario debe sujetarlo a una distancia de medio paso.

Subraya que para que la persona con discapacidad visual tenga un perro de asistencia debe usar por lo menos tres años el bastón.

Para prestar asistencia a personas con discapacidad auditiva explica que se utilizan perros de baja estatura, porque su manera de llamar la atención al usuario es con el contacto físico cuando lo toca o lo rasga.

En estos perros el sentido del oído es importante, por eso son animales muy reactivos. Lo primero que se les enseña es el nombre del usuario, luego a diferenciar ruidos como el de una tetera, un timbre, el teléfono, para que llame la atención a su compañero.

Estos perros pueden tener vida activa de asistencia unos 12 años. Quintero Gimón actualmente entrena a Muñiz Josefina, una Golden Retriever de ocho meses, y espera seguir adiestrando perros porque para ella esta tarea requiere gran sensibilidad y responsabilidad social.

"Pasas muchas horas de trabajo con el animal y es muy duro entregarlo, pero cuando ves la cara del usuario y la alegría con la que el perro lo sirve es una gran satisfacción; te pones un corazón durísimo y entregas al perro que sabes que estará en buenas manos. Siempre digo que mi mejor amigo es el perro que esté de turno"./AVN