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Así buscan los migrantes venezolanos llegar a Canadá desde EEUU

Miércoles, 15 de febrero de 2023 a las 03:00 pm
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Cientos de inmigrantes transitan cada día por el paso irregular de Roxham Road desde Estados Unidos a Canadá. De esta manera, suponen un balón de oxígeno para la ciudad de Nueva York, que en menos de un año recibió a 45.000, en su mayoría latinoamericanos, ahora trata de reubicarlos en otros lugares.

Según reseña EFE, en este paso fronterizo, en el plazo de una hora y en mitad de una gélida noche de febrero, entraron en Canadá un centenar de inmigrantes originarios de Venezuela, Nicaragua, Colombia y Haití. Pero también de sitios tan remotos como Nigeria, Turquía y Pakistán.

Todos habían llegado procedentes de Nueva York, iban temerosos de lo que les esperaba, pero ninguno fue devuelto.

Las autoridades migratorias canadienses dijeron que solo en diciembre cruzaron 4.689 personas por Roxham Road. Mientras que la ciudad de Nueva York, sostiene que quienes partieron solo suponen “una pequeña parte de los más de 45.000 solicitantes de asilo”, según dijo a EFE la vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, Anne Williams-Isom.

El alcalde neoyorquino, Eric Adams, reconoció que activó una estrategia de “descompresión” de la oleada migratoria, y que la alcaldía financia el viaje “voluntario” a quien desee abandonar la Gran Manzana a cualquier destino de Estados Unidos.

Paso ilegal

En el caso de la frontera con Canadá, la oferta es sibilina: se financia el viaje a quien lo desee en autobuses que salen de Nueva York hasta Plattsburgh, una ciudad pequeña cerca de la frontera con Canadá. Los autobuses continúan el viaje desde allí hasta Montreal, pero casi todos los viajeros bajan antes para cruzar por el paso ilegal.

Los taxistas de Plattsburgh ven llegar cada día un mínimo de seis autobuses; y viven de trasladar a gente a la frontera canadiense al “módico” precio de 50 dólares por persona (15 minutos de distancia). Consideran que la cifra que avanzan los canadienses se está quedando corta y que son muchos más.

Al este de Plattsburgh se levanta una frontera oficial, pero solo la usan los canadienses y estadounidenses que van a Montreal. Los inmigrantes prefieren presentarse en el paso irregular de Roxham Road. Ahí, los canadienses tienen unos barracones prefabricados donde ni siquiera ondea su bandera. En el lado estadounidense no hay nada, ni personas, ni edificios.

En medio de la fría noche, un policía canadiense recibe a cada grupo de inmigrantes que llega con niños y maletas. Les advierten, bien sea en inglés, español o francés: “Este paso no es legal. ¿Ustedes lo entienden? Van a ser arrestados. Si siguen adelante, es asunto suyo”.

Ninguno se echa atrás, y el arresto parece más bien una figura literaria. Los invitan a un café, les toman los datos y, horas después, en el mismo día serán trasladados al lugar de su elección mientras se resuelven sus trámites documentales.

"Ventajas de Canadá"

Las supuestas ventajas de Canadá corren de boca en boca entre los inmigrantes latinoamericanos. Mientras que en Nueva York y están frustrados tras meses de retrasos burocráticos en Estados Unidos, entre otras cuestiones como la inseguridad callejera o la enorme carestía de bienes y servicios.

Los testimonios de venezolanos que cruzaron se convierten en el mejor aliciente. Aurimar Medina pasó varios meses en las calles de Nueva York, buscaba comida y trabajo al mismo tiempo, hasta que se cansó y emigró al norte. Ahora relata por teléfono desde Niagara Falls (provincia de Ontario) su vida en Canadá.

“Los papeles canadienses tardan unos meses, no años como en Estados Unidos. Yo entré el 1 de diciembre y en solo dos meses ya vivo en mi casa de tres habitaciones”, dijo Aurimar. Añadió un detalle importante: recibe ayudas oficiales canadienses por la casa, por cada adulto y por cada niño. Estas suman cada mes 2.365 dólares canadienses (unos 2.000 estadounidenses).

La ecuatoriana Zulema Díaz, coordinadora de una ONG de asistencia a los inmigrantes en Nueva York, destaca el problema de la inseguridad. Señaló que en los albergues que la ciudad de Nueva York ofrece de forma gratuita a los inmigrantes, el espacio es compartido con vagabundos. Algunos de estos indigentes sufren desarreglos mentales, y los conflictos son abundantes. “Yo misma, cuando llegué, me encontré mi cama llena de excrementos de un vecino que defecó encima”.

Daniel, otro venezolano que viajó a Roxham Road, relató que “me traigo a Canadá a mi hijo de 13 y mi hija de 10. Me da pánico que crezcan en un barrio peligroso”.

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