La historia de Yaimara Hernández no empieza en un hospital ni en una sala de clases, sino en una casa cubana donde una adolescente veía a su abuelo luchar contra el cáncer de próstata. Sin poder hacer nada, solo con preguntas en los ojos y un deseo ardiente de ayudar, Yaimara descubrió su destino. “Me sentía impotente por no poder curarlo… Desde entonces, mi meta fue estudiar medicina para ayudar a todas aquellas personas que estuviesen enfermas”, recuerda.
Esa meta no solo la persiguió: la convirtió en bandera. Hoy, Yaimara no solo es médica general y ecografista, también es fundadora de su propia clínica en Lima, Perú. Su recorrido es testimonio de vocación, esfuerzo y evolución constante.
De Cuba al mundo…
Después de terminar la secundaria en Cuba, Yaimara se inclinó por la medicina humana, movida por su amor por las ciencias biológicas y su fascinación por el cuerpo humano. “Quería aprender más sobre el ser humano y su anatomía”, afirma. Esa curiosidad científica fue el primer paso de un largo camino.
Como es habitual en Cuba, luego de terminar la carrera se formó como médica general integral durante dos años, lo que le dio una visión completa y sólida de diversas patologías, pero no se quedó ahí. Durante su práctica profesional, Yaimara entendió que los diagnósticos certeros muchas veces dependen de lo que no se ve a simple vista. Así nació su interés por la imagenología, área en la que se ha especializado con énfasis en ecografía general y Doppler.
“La imagenología es esencial para todo médico. A través de estos medios diagnósticos detectamos enfermedades de forma rápida y precisa, y así tomamos decisiones adecuadas para la cura del paciente”, explica. Durante la pandemia, en Perú, esa preparación fue crucial. Atendió a miles de pacientes con COVID-19, realizando tomografías de tórax para evaluar la gravedad del virus y sus secuelas. Además, realizó estudios online basados en Estados Unidos para fortalecer su formación con cursos avanzados.
Su pasión: la ecografía osteomioarticular
De todas las áreas en las que trabaja, hay una que la entusiasma especialmente: la ecografía osteomioarticular. En ella ha encontrado una forma de combinar diagnóstico y tratamiento, especialmente en enfermedades articulares degenerativas. Hoy aplica terapias con plasma rico en plaquetas, ozono y ácido hialurónico, guiadas por ecografía. “Es un trabajo muy satisfactorio porque los resultados se ven y se sienten en los pacientes”, dice con orgullo.
A pesar de su formación y experiencia, Yaimara no se escuda en tecnicismos. Se enfoca en conectar con sus pacientes desde lo humano: “Me resalta mi humildad a la hora de dialogar con los pacientes. Los trato con amor. Muchas veces no comprenden la terminología médica, y ahí entra mi papel: explicarles con claridad y acompañarlos en su tratamiento”.
Además de sus habilidades clínicas, destaca por su disciplina. “Soy muy trabajadora, responsable y perseverante”, asegura. Esa constancia la llevó a abrir su propia clínica en Lima, uno de sus mayores logros personales y símbolo de su entrega profesional.
Una carrera forjada con ciencia y corazón
Desde sus inicios como médica rural en Cuba, pasando por unidades de cuidados intensivos, emergencias médicas y coordinación de servicios, hasta su rol actual como ecografista y emprendedora, Yaimara ha acumulado una experiencia vasta y diversa. Habla español nativo y estudia inglés, sigue formándose y aplicando nuevas técnicas para seguir al servicio de sus pacientes.
Lo que comenzó como una promesa silenciosa frente a la cama de su abuelo hoy es una carrera marcada por la ciencia, la empatía y la acción. La historia de Yaimara Hernández no es solo la de una médica, es la de una mujer que hizo de una impotencia juvenil una misión de vida.
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