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A propósito de estar en tendencia ¿Sabes quién fue María Lionza? Aquí te contamos la leyenda:

Miércoles, 05 de octubre de 2022 a las 12:46 am
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El origen de la Reina es multideverso, su divinidad alcanza ritmos que generan cuantiosos relatos, pero su crecimiento en la espiritualidad venezolana resulta exponencial: María Lionza, leyenda de la Diosa del Sorte.

Se señala en primera instancia, que el nombre deriva de una dama española de Chivacoa, y de mote María Alonso. Poseedora además de de muchas onzas de oro y que, al morir, fue bautizada como María de la Onza.

Bajo esta misma denominación, otros sostienen que era una indígena llamada así porque acostumbraba a cabalgar sobre un jaguar o un “onza”, tal como se le llamaba en la fonética autóctona.

Lo importante a resaltar aquí es que algunos de estos nombres: María Alonso, María de la Onza, Marialionza y María Lionza, son los que en la tradición oral y escrita van definiendo los rasgos ambivalentes de la diosa a la que también se le relaciona con la fertilidad.

Por eso en su escultura más representativa, sostiene con brazos alzados a la pelvis de una mujer.

Son estos en definitiva rasgos que responden a los intereses de los diferentes grupos sociales que participan de la creencia en las primeras décadas del siglo XX.

Además, estos nombres aparecen designados en ciertos documentos de larga data, y actualmente otorgados a diferentes elevaciones montañosas de la cartografía de los actuales estados Yaracuy y Portuguesa.

No existe un relato unificado sobre la obra, vida y leyenda de María Lionza

Los diversos recopiladores de los años cuarenta y cincuenta en el siglo pasado, en la medida que recogían la tradición oral, narraron los relatos, dejando su huella en el fenómeno que describen.

La primera versión escrita conocida aparece en el año 1939, cuando Gilberto Antolinez divulga en la revista Guarura con algunos comentarios sobre la “Diosa”.

Allí plasma también su ambiente y las entidades subalternas que le rodean.

En 1945, en el diario El Universal, Antolinez, publicó un escrito titulado:

“La Hermosa Doncella de los Nívar”, en el artículo “Mitología Yaracuyana”, donde relataba como María Lionza se convierte en una divinidad.

La tradición de María Lionza ha sido expresión del proceso de cambios y transformaciones del vivir religioso del venezolano y de las tensiones sociales y políticas entre los diferentes grupos.

Por otro lado, en el culto y el mito se asimilan e integran, además del catolicismo, elementos de diversas fuentes religiosas, como por ejemplo:

Creencias esotéricas, gnosticismo, cábala, ocultismo, magia negra, masonería y espiritismo.

Hace 200 años, la leyenda y la creencia de María Lionza tenía como centro de irradiación a San Felipe y a los pueblos vecinos a la montaña de Sorte.

Tal es el caso de Chivacoa, que en la actualidad es el centro ceremonial más importante del culto en el territorio nacional.

En la tradición oral de estos años, María Lionza, como toda figura mítica, muestra rasgos ambivalentes.

Lo primero que se repite, es la identificación de una una dama española con el nombre de María Alonso; quién fue la antigua propietaria de grandes extensiones de tierra en lo que hoy es Yaracuy, y con quien se hacían pactos para obtener riquezas.

Esta incluso, es la descripción que más se encuentra al hurgar en la historia.

María de la Onza, india mestiza:

A la vez, antropólogos y lugareños cuentan que fue una indígena mestiza de nombre: María de la Onza, hija de un cacique de las antiguas tribus de la región.

Se presume que han podido ser caquetíos o jirajaras.

Refieren que vivía como encanto en forma de serpiente en el fondo de las aguas, y que por las noches cabalgaba sobre una danta. Por eso la representación física que se erige sobre ella, es a bordo de un tapir.

Con todas estas características legendarias que se le atribuyen, se define en todos los aspectos como una entidad o diosa bondadosa.

A la que se le venera y que es considerada por la gente como la protectora de la naturaleza, de los animales y las cosechas.

A su vez, la figura femenina es una fuerza o espíritu con la que se establecen alianzas, que al no cumplirse acarrean castigos y desgracias.

Poderes mágicos de la entidad

María Lionza se caracteriza por tener poderes mágicos, típicos de un chamán.

Personaje de gran importancia dentro de las estructuras sociales que conformaban y conforman los grupos indígenas.

A estos individuos se les asignan cualidades que les permiten comunicarse con los dioses y seres sobrenaturales, y poder interpretar, de manera certera, los diferentes mensajes o presagios dados por los distintos elementos de la naturaleza.

Asimismo, se les atribuye poner en armonía el entorno del ser humano

En otros relatos hallados en múltiples investigaciones, se plantea que la divinidad era hija de un matrimonio español.

La cual desapareció en la montaña y se transformó en un encanto.

También se dice que María Lionza era una rica hacendada que vivió en lo que hoy día es Barquisimeto y que se caracterizó por su belleza, nobleza y la bondad con que trataba a sus súbditos.

En estas narrativas se puede apreciar como la figura de María Lionza va tomando un carácter español.

Una versión que posteriormente es sustentada por los profesionales de la historia del estudio antropológico del ser humano que habita estas tierras.

Bisnieta de Atahualpa…

María Lionza, se representa tanto en la leyenda como en diversas esculturas como una mujer con rasgos indígenas marcados.

Pero de un cuerpo escultural y que deriva como la bisnieta del Inca Atahualpa, quien huyendo de los españoles, emigra a la Amazonía para conformar lo que después se denominaría el Imperio del Dorado.

A esa figura se le agrega un último aspecto o una nueva característica como representación: Ya no sólo del indigenismo venezolano, sino también del amerindio.

Varios médium y sacerdotisas del culto, describen a la “Reina” María Lionza como una fuerza cósmica procedente del universo, que se manifiesta de diferentes formas:

Jaguar, venado, serpiente o una gran mariposa azul.

Se reseña en cuantiosos manifiestos, que desde la época de la colonia, el culto y la leyenda de María Lionza se ha mezclado con elementos culturales africanos, indígenas y europeos.

Y que inicialmente, tuvo un carácter muy diferente al actual, ya que se basaba en la veneración de las fuerzas de la naturaleza, de los espíritus que habitan en los ríos, cuevas y selvas.

Mezcla espiritual en el Sorte

Hoy, María Lionza se ha transformado en una mezcla del espiritismo, santería cubana, el kardecismo francés y la denominada umbanda brasileña.

El culto en su forma actual muestra un sincretismo progresivo de elementos y conceptos religiosos provenientes de culturas diferentes.

Donde converge el sistema de creencias y leyenda del indígena, de los europeos y de los afrodescendientes.

Estos elementos se encuentran ahora representados en las llamadas tres potencias: el Cacique Guaicaipuro, la Reina María Lionza y el Negro Felipe 

El culto a María Lionza es una religiosidad que ha sobrevivido a través del tiempo en el imaginario del colectivo, que se caracteriza por presentar tres elementos que se manifiestan en los rituales de adivinación, posesión y curanderismo.

Reina con divinidad paranormal

En los rituales de posesión se muestran dos polos complementarios: la encarnación de las deidades y el sentido terapéutico.

Los sacerdotes y sacerdotisas utilizan sus “poderes sagrados” para buscar el alivio de aquellos que lo soliciten.

El curandero está ubicado dentro del ámbito de lo religioso, ya que domina lo inevitable, lo impredecible y lo incontrolable.

Es un puente entre lo normativo y el orden existencial, un líder que puede manipular lo sobrehumano a través de la técnica de la adivinación para prevenir o predecir lo impredecible.

Asimismo, presta su cuerpo para que los espíritus hablen por su boca y curen con sus manos, empleando los recursos de la naturaleza.

De cualquier manera, esta es María Lionza; impregnada ya en la fuerza espiritual del venezolano. No todos aceptan la misma versión de la leyenda, pero todos a plenitud reconocen en ella a una divinidad suprema, que sea cual sea su origen verídico; le otorgan la magia de un futuro prometedor.

Fuente: Revista de Investigación N° 63 . Volumen 32

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