Carlos Gabriel Lara Blanco / [email protected]
La discriminación contra las personas de la comunidad LGBTI+ en Venezuela es tendencia en los últimos tiempos debido a las diversas agresiones suscitadas. Desde la expulsión de parejas homosexuales de establecimientos comerciales hasta el asesinato de personas trans.
El pasado mes se conoció que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación por “la ausencia de políticas públicas y legislación que garanticen los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, pansexuales, trans, no binarias, de género diverso e intersex (LGBTI+) en Venezuela”.
Además, instó al Estado a “tomar medidas efectivas para el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI+ y erradicar la discriminación, violencia y situaciones de vulnerabilidad a las que están expuestas”, según publicó la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Activismo de la comunidad LGBTI+
Giovanni Piermattei, activista LGBTI+ y presidente de la asociación civil Venezuela Igualitaria, comenta que en Venezuela urge reivindicar la dignidad de esta comunidad a través del reconocimiento de sus derechos como ciudadanos y ciudadanas dentro del marco jurídico.
“El riesgo ante la carencia de derechos supone una desprotección legal que se inserta en lo socio cultural y económico, sosteniendo y reproduciendo los mismos estigmas que posan sobre nuestra existencia y esto se traduce en la vivencia sistemática de todas las formas de violencia posibles, que nacen en el seno de nuestros propios hogares, aulas, centros religiosos, calles, centros de salud y el espacio laboral. Todo esto impacta en nuestro desarrollo, afectando gravemente nuestra autoestima y, en consecuencia, nuestra salud integral”, expuso.
DDHH e ideologías
Con relación al avance en materia legal respecto a la consagración de los derechos de la comunidad LGBTI+ en el país, el abogado y defensor de derechos humanos, José Manuel Simons, asegura que esta involución radica en “el conservadurismo, machismo, patriarcado y homofobia generalizada que impera en las autoridades gubernamentales pese a sus discursos de inclusión”.
También afirma que “la ideología religiosa de las cúpulas de poder ha sido determinante”.
“La mayoría de los casos que nosotros tenemos presentados en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) sobre temática LGBTI+ y reconocimiento de sus derechos, no han avanzado por la cúpula evangélica que ha estado frenando eso y ellos están enlazados con el poder. Ellos representan dinero y votos. Eso es una élite que existe en Venezuela así como la Iglesia católica”, manifestó.
“El Código Orgánico de Justicia Militar penaliza las relaciones entre personas del mismo sexo. Ese es el arrastre conservador y militarizado que vive Venezuela. No han querido avanzar en el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBTI+ porque simplemente no quieren”, agregó.
Simons especifica la ausencia de algunos derechos importantes para esta comunidad. Entre estos, una ley o protección contra los crímenes y discursos de odio porque “eso incentiva más a la discriminación y desigualdad”.
“Es necesario el reconocimiento de la identidad de género de las personas trans. Así como el matrimonio igualitario, el derecho de adopción en igualdad de condiciones como a cualquier otra familia. También el reconocimiento de los derechos filiativos para un contexto más amplio y la reproducción asistida regularizada para ayudar a las personas a que puedan tener una adopción o procreación sin trabas para conformar una familia”, detalló.
El abogado destaca que “las personas se basan en la falta del reconocimiento en las leyes para seguir discriminando y atacando”.
“Es un tema cultural porque cuando el Estado o el Gobierno no reconocen los derechos de esta comunidad la gente ve eso como una manera de sustentar la discriminación”, dijo.
Educación y prejuicios
En las sociedades civilizadas, la discriminación está relacionada con la crianza familiar. Así lo indica María Francisca Burgos, psicóloga y magíster en Afectividad y Sexualidad.
“La familia es el principal espacio de sociabilización durante la infancia. Competencias como el respeto a la diversidad y la aceptación de las diferencias son valores que serán completamente necesarios para la sociedad en el futuro. En este sentido, no educar el respeto a la comunidad LGBTI+ es no permitirle a tu hijo o hija desarrollar competencias que podrían afectar en su adaptación adulta”, aseveró.
Burgos refiere el tema de la libertad personal, en la que el ser humano tiene el derecho de desenvolverse en la vida de acuerdo a sus gustos y preferencias. Al mismo tiempo, alude sobre los argumentos de las personas que estigmatizan a la comunidad LGBTI+ por la influencia que pueden tener en los niños y jóvenes.
“Las personas deben mostrarse lo más honestas posibles, hablar de su orientación sexual. Los niños y niñas necesitan referentes reales. Entender desde pequeños que está bien ser quienes somos y que no debemos escondernos por miedo al qué dirán. Por otra parte, cuando hablamos de identidad de género y orientación sexual es algo que no se elige ni se manipula. Está más que comprobado que no se puede influir en la orientación sexual o identidad de género de una persona”, consideró.
La experta en Afectividad y Sexualidad enuncia algunas secuelas psicológicas de la homofobia y la discriminación.
“La imposibilidad de visualizar una vida feliz puede llevar a síntomas ansiosos, depresivos y eventualmente hasta ideación o intentos suicidas”, comentó.
Referente
En más de 25 países del mundo es legal el matrimonio igualitario. Países Bajos fue el pionero en el año 2000.
Las demás naciones son: Colombia, Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Estados Unidos, Canadá, España, Portugal, Francia, Alemania, Suecia.
Además de Austria, Bélgica, Islandia, Finlandia, Irlanda, Suiza, Noruega, Dinamarca, Nueva Zelanda, Australia, Luxemburgo, Malta, Reino Unido, Sudáfrica y Taiwán.
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