Anyela torres | [email protected]
Desde que la crisis hospitalaria se instaló en el país, los venezolanos optaban por acudir a las clínicas para recibir la asistencia médica de calidad que necesitan. Sin embargo, cuando de una emergencia se trata, esta opción ha perdido su eficacia, puesto que la situación del país ha sacudido la calidad de servicio en las salas de emergencias de estos centros de salud privados.
Déficit de personal. En la clínica Atías de Caracas, ubicada en la Av. Roosevelt, la sala de urgencias presenta problemas respecto al personal.
Zuleidy Acosta, quien trabaja como enfermera en este recinto desde hace tres años, comenta que para cubrir cada guardia se necesitan al menos unas ocho enfermeras, y actualmente solo se habilitan a tres, lo que ha perjudicado la naturaleza de su funcionamiento.
“Siempre tenemos que estar corriendo. A veces tenemos que paralizar algún tratamiento para atender a otros pacientes con problemas que salud más graves”, afirma Acosta.
También añade que en lo que va de año, se han despedido al rededor de unas 30 personas de la clínica. “Según lo que dicen los jefes es que lo hacen por reducción de personal”, expresó.
Sistema ralentizador. La clínica Santiago de León, en la Av. Libertador, tampoco está exenta de dificultades para atender pacientes que llegan a esta área.
Durante un recorrido realizado por la institución, algunos familiares aseguraban que la asistencia era “pésima” por la lentitud.
“Ellos pusieron un sistema computarizado para registrar los datos de quienes ingresen a la sala, pero es sumamente lento. Duré esperando más de una hora para ser registrada, y solo tenía a 3 personas por delante”, dijo una paciente que prefirió declarar bajo anonimato.
Desde otro extremo de la sala de espera, un familiar de un paciente, que también prefirió ocultar su nombre, aseguró que “la clínica se ha quedado pequeña para la demanda de pacientes que llegan a la sala de emergencia”.
Sin insumos. En el caso de la clínica Razetti, en La Candelaria, la situación empeora puesto que no cuentan con los insumos médicos necesarios para trabajar con normalidad.
Un enfermero de la sala de emergencia, que pidió no ser identificado, reveló que en la clínica se trabaja “con las uñas”.
“Tenemos muy pocas suturas, ya casi no hay inyectadoras, tampoco estamos atendiendo pacientes asmáticos porque no tenemos los materiales para nebulizarlos”, relató.
También comentó que en ocasiones los médicos internistas se tardan en asistir a la sala, y por ello los pacientes se ven obligados a esperar la atención médica por varias horas.
Hasta el cuello. Ramón Barrios, dirigente ejecutivo del Sindicato de Hospitales y Clínicas de Caracas, apunta que en la mayoría de estas salas de emergencia la atención es un “caos”.
“No hay ni suturas, los familiares de los pacientes tienen que buscar los implementos para que procedan con las operaciones, o con los tratamientos”, dijo.
También destacó que las clínicas ubicadas en Catia hay kioscos cercanos que expenden inyectadoras, y todos esos implementos que no se consiguen en los hospitales o farmacias.
“En el Oncológico Luis Razetti -poniendo como ejemplo un centro de salud público- ni las camas, ni los aires, ni los ascensores funcionan. Tampoco hay cocina para los pacientes”, subraya.
También denunció que el Centro Médico Loira de El Paraíso, los auxilios médicos han empeorado, pues no cumplen con los tratamientos que deben suministrarle a los pacientes por falta de recursos.
“La Clínica de la Guardia Nacional, también en El Paraíso, es pura imagen. Estuvimos allí hace como 25 días, ahí lo que hacen es colocar paños de agua tibia, y después dan de alta a los pacientes”, dijo Barrios.
Asimismo, afirma que este déficit se debe que estas empresas no están produciendo lo necesario para cancelar un cestaticket de 45.000 bolívares, de modo que han reducido su nómina.
2016-09-07