Zach Grummer-Strawn, estudiante de segundo año de la Universidad de San Luis, nunca ha visto "The Exorcist", la película de terror de 1973 considerada uno de los mejores ejemplos del horro cinematográfico más puro. Y está vagamente familiarizado con el ritual de todo un mes en 1949 en su escuela en el que se basaron la película y la novela que William Peter Blatty publicó en 1971.
Pero justo a tiempo para Halloween, los académicos jesuitas se han unido a una nueva generación de aficionados al horror en San Luis para volver a contar el incidente sobrenatural. La universidad fue sede el martes de un panel de discusión sobre el exorcismo, que incluyó el tratamiento de un chico no identificado de un suburbio de Washington. Cerca de 500 personas abarrotaron la Biblioteca Pío XII, algunos en los pasillos, apoyados en pilares o sentados sobre los escritorios.
"Quisiera creer que es de verdad", dijo Grummer-Strawn, estudiante de Teología y Sociología de Atlanta. "Pero uno no lo puede saber. Esto es parte de por qué estamos aquí. Es la búsqueda de la verdad. Y es una magnífica historia".
Al igual que la mayoría de los dogmas religioso, todo es cosa de fe |
Los académicos de la universidad y el orador invitado Thomas Allen, autor de un recuento de eventos de 1993 en el entonces Hospital Alexian Brothers de la escuela, enfatizó que la prueba definitiva de que el chico sólo conocido como "Robbie" estaba poseído por espíritus malévolos es inalcanzable. Tal vez sufría una enfermedad mental o fue objeto de abuso sexual, o lo inventó todo.
"Si el demonio logra convencernos de que no existe, entonces la mitad de la batalla está ganada", dijo el reverendo Paul Stark, vicepresidente de Misión y Ministerio en la escuela católica, fundada hace 195 años. Stark inició el debate con una oración del manual del exorcismo de la escuela, implorando a Dios "arma a tus siervos de valor para combatir este réprobo dragón".
Algunos de los miembros del público que no son estudiantes de la universidad hablaron sobre conexiones personales con un suceso que ha cautivado a generaciones de los vecinos de San Luis.
Un hombre describió haber vivido cerca de la casa en el suburbio de San Luis al que el chico de 13 años llegó en el verano de 1949 (su madre, luterana, era oriunda de San Luis y estaba casada con un católico). Otro dijo que era sobrino lejano del padre William Bowdern, que encabezó el ritual de exorcismo tras consultar al arzobispo de San Luis, pero mantuvo el silencio sobre sus experiencias, aunque le dijo a Allen que era "de verdad".
Bowdern murió en 1983./ AP
2013-10-30