Carlos Carreño Zabala
Para muchos las proyecciones pueden ser un tema peliagudo y quimérico, sobre todo en un país como Venezuela que expone una realidad compleja en muchos ámbitos, incluso el electoral. Sin embargo, Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, se muestra convencido al plantear los distintos escenarios que pudiesen ocurrir en las venideras elecciones regionales del 15 de octubre.
“La oposición es mayoría”, enfatiza León de entrada. Aunque sostiene que la abstención es un fantasma que ronda a la coalición adversa al presidente Nicolás Maduro y que podría voltear resultados.
El también economista asevera que “el chavismo va a tener una participación mayor de lo que se cree aunque perderá numéricamente”. En cuanto a la oposición, afirma que obtendrá un triunfo electoral “que no será tan esplendoroso como se espera”.
“Creo que la gente debe tener unas expectativas controladas. Hay estados que pueden sorprender porque las dinámicas regionales son distintas a las nacionales”, destaca. León agrega que la participación electoral podría ubicarse entre 50 y 60%.
¿Cuál es su lectura del panorama electoral a escasos días de las Regionales?
Este es un proceso electoral de campaña muy corta. Fue convocado hace apenas semanas y ya va a ocurrir, aunque parece que alguna parte de la población ni siquiera sabe o no está segura si la elección se va a dar o no. En cuanto a los resultados numéricos en términos de las gobernaciones, creo que el Gobierno sabe perfectamente que es muy poco probable que gane en número las gobernaciones en Venezuela.
¿Cuál es el porcentaje de participación estimado en las votaciones?
Yo estimaría que la participación va a estar cercana al 50% o al 60%.
¿Qué resultados proyecta?
Si el evento electoral fuera absolutamente participativo, competitivo, transparente, democrático, sin desbalance de poder y sin el uso de los recursos públicos, la oposición podría obtener entre 18 y 21 gobernaciones. Pero, honestamente, no creo que eso sea lo que vaya a suceder porque esas condiciones del proceso no se cumplen. En un escenario malo, la oposición pudiera terminar con una mayoría pero pírrica, muy cercana a la mitad. Esto es importante colocarlo sobre la mesa porque la gente cree que la oposición va a ganar ampliamente. Sin embargo, el escenario optimista no es el más probable. El chavismo, por su parte, podría ganar fácil y cómodamente en cinco estados.
Dándole la vuelta a su hipótesis, ¿qué pasaría con los candidatos opositores en unos comicios poco transparentes y participativos?
El primer elemento no es ni siquiera que sean poco transparentes sino que sean poco participativos. Cuando la oposición se divide frente al dilema de votar y no votar, eso hace que el nivel de abstención luzca elevado, más alto que lo convencional en un evento electoral de esta magnitud, y pasa que se ponen en aprietos victorias en estados que no deberían estar en aprietos. Hay muchas entidades donde las diferencias entre las fuerzas son pequeñas, es decir, podría ganar la oposición si la elección es participativa y transparente, pero si no es así el escenario se complica.
En este escenario que usted dibuja, ¿puede darse el caso de victorias opositoras con amplia diferencia?
Puede haber. Hay estados en donde la diferencia es tan grande que, a pesar de un elevado nivel de abstención, la oposición va a ganar. Además, hay estados menos abstencionistas que otros, hay regiones en donde la gente quiere votar y allí la abstención probablemente no será tan elevada como en otros estados más complejos, más difíciles y donde la gente está más frustrada.
¿Cuán perjudicial puede ser para la oposición la abstención en los comicios a nivel de resultados?
La potencia de la abstención es demoledora si es elevada porque afecta directamente el corazón de la oposición y beneficia totalmente al Gobierno. Cada punto adicional de abstención representa una reducción de dos puntos en la diferencia entre el gobierno y la oposición. Una diferencia de 10% se pulveriza con 5% de abstención adicional a lo esperado. Ese porcentaje se come la ventaja opositora casi que proporcionalmente, con lo cual el chavismo podría colarse en algunos estados donde la diferencia es mínima, no porque sea mayoría sino porque la oposición no fue a votar.
¿Alguna entidad en particular?
Los estados pequeños donde la diferencia es amplia a favor de la oposición, por ejemplo. Allí la abstención podría reducir la diferencia y cerrar la brecha de manera relevante y la oposición quedar sujeta a un riesgo que es la capacidad de movilización y la maquinaria chavista, y además a las manipulaciones electorales que pueden ocurrir en zonas muy focales, puntuales y lejanas que podrían voltear un resultado.
Se afirma que la abstención vendrá del lado opositor, principalmente, pero ¿qué sucede del lado chavista?
Por supuesto que en el chavismo tiene que haber abstención pero es muchísimo menor que la abstención opositora o que la de los independientes. El chavismo no es que no tenga frustraciones ni tenga desesperanza, pero la mayoría de esos ya no son chavistas son independientes y no están lo suficientemente motivados para votar. Ahora, los que van a votar seguro son los chavistas duros porque ellos sienten que tienen que preservar la revolución, tienen una motivación de defensa.
La importancia de ejercer el sufragio ha sido muy defendida, ¿qué razón fundamental da usted para que el venezolano salga a votar?
Tengo muchas. Aunque entiendo perfectamente los argumentos de los abstencionistas en este evento electoral, creo que no se defiende un derecho sino se ejerce. Se vota no para reconocer a nadie sino para defender el propio derecho que es la base de la democracia y para luego criticar lo que ocurrió con ese voto. Para mí, el voto opositor es una protesta incluso podría decir que no votar es una protesta también, pero para que esas protestas funcionen todos los grupos tienen que estar de acuerdo con una u otra.
¿Es un dilema para la oposición?
Claro, porque si se decide como oposición participar para convertir el voto en una protesta y una parte de sus aliados no vota, la protesta se verá debilitada. Si se convoca a una abstención masiva y una parte de la población vota, la abstención pierde su carácter de protesta simbólica y se convierte en una guillotina para la oposición que vota. Y lo que se va a decir no es que hubo una gran abstención sino que la oposición que tanto cacareaba ser mayoría, no era tan grande porque no logró tantas gobernaciones como esperaba.
Datanálisis está en constante sondeo, ¿qué reflejan las mediciones más recientes?
Se han producido cambios con respecto a las primeras mediciones. Creo que, por ejemplo, la gente tiene que tener unas expectativas controladas, el chavismo tiene unos estados donde gana. Eso de que pasará una aplanadora roja como en las últimas regionales es un escenario muy poco probable pero puede haber -incluso con un chavismo que no gane muchas gobernaciones- algunas sorpresas. Habrá algunos estados muy relevantes que ni la gente se imagina donde la oposición se complique y en donde la diferencia no sea tan grande y el Gobierno sea capaz de ganar. Hay estados que pueden sorprender porque las dinámicas regionales son distintas a las nacionales.
¿Qué tendremos en Venezuela tras las regionales, es decir, el 16 de octubre?
Creo que el escenario más probable es que tengamos una participación más alta de la que hoy reportan las encuestas y más baja que de lo que debería haber. El chavismo va a tener una participación más grande de lo que la gente, cree pero va a perder numéricamente. Por su parte, la oposición va a tener un triunfo electoral que no va a ser tan esplendoroso como el que debería haber tenido. Luego de eso vamos a regresar a una dinámica de negociación ante los temores, por cierto mutuos, de que las sanciones internacionales se masifiquen y eso es algo que presiona no sólo al chavismo sino a todo el país.
Tras la pista de la abstención en elecciones
Luis Vicente León resalta que la abstención es la variable central de este proceso electoral. “Los abstencionistas no son solo los opositores sino también los independientes que eran antes chavistas, que están desilusionados, que quisieran un cambio pero que no se sienten motivados a votar. Es una mezcla de oposición con independientes” señala.
Para el analista, la no participación electoral está siendo promovida por el Gobierno. “El Gobierno está estimulando la abstención pero no va a decir específicamente no voten. Utiliza sus recursos, mueve e impide la sustitución de los candidatos para hacer que los grupos más extremos de la oposición sientan que no es posible este proceso”, destaca.
León agrega que “los interesados en que la gente diga que este es un evento electoral sesgado, truculento, injusto y legitimador son paradójicamente dos grupos: el Gobierno y la oposición más extrema”.
“Si se miran las encuestas se puede concluir que la abstención proviene de quienes votarían en contra del gobierno. Esa es la abstención incremental, no la abstención convencional que hay en todo proceso electoral”, asegura.
La economía en épocas de campaña
Luis Vicente León es economista graduado de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y no pierde la oportunidad para también compartir sus proyecciones en materia económica nacional a propósito de que el último trimestre de 2017 acaba de iniciar.
“Las proyecciones son malas”, enfatiza de entrada. “No creo que haya una posibilidad de mejora de la situación a corto plazo”, sostiene.
El presidente de Datanálisis considera que “a largo plazo va a haber algunos cambios en Venezuela pero a corto plazo ya está cantado el desabastecimiento, la inflación y la contracción de la producción”, entre otros fenómenos.
“No hay forma de resolverlo por ahora. Y por lo tanto lo que veremos en el último trimestre de este año será peor de lo que vimos a principio de 2017”, asevera.
2017-10-07