María Isabel Rangel
Desde las 5:00 de mañana, la Basílica Santa Teresa abrió sus puertas a fieles y devotos este Miércoles Santo. Como estaba establecido en el cronograma de actividades de estas fiestas religiosas, para la celebración de las misas cada hora.
La presentación de la cuarta eucaristía de en la Basílica Santa Teresa y Santa Ana comenzó a las 10:05 de la mañana con el párroco del templo Armelim de Sousa, dando la bienvenida a los feligreses y al obispo auxiliar, Monseñor Lisandro Rivas, quien participó en su primera misa por el Nazareno de San Pablo, en la conocida iglesia caraqueña.
Antes de darle la palabra al padre Rivas, De Sousa explicó que dentro de las instalaciones del templo se encontraba el personal de Protección Civil, Bomberos de Distrito Capital y funcionarios policiales, para brindar atención a aquellas personas que la necesitaran antes, durante y después de la misa.
Misas a casa llena
El público se encontraba en todos los alrededores de la iglesia, tanto de pie como sentados en las butacas.
Las autoridades se encargaron de dispersar a los creyentes y asegurarse de que usaran el tapabocas correctamente.
Al comenzar la eucaristía, el Monseñor Rivas, nativo de Trujillo, alegó estar emocionado por estar en la Basílica y ver “una gran multitud de creyentes” expresando su fe por el nazareno.
Las oraciones se escuchaban en unísono mientras, el padre oficiaba la misa.
Medidas de bioseguridad en las misas
Durante la eucaristía varias personas, en su mayoría adultos mayores, pedían ayuda a Protección Civil.
Esto debido al calor, el uso de tapabocas y el estar de pie por tanto tiempo influyó en su resistencia física. Los funcionarios, les brindaban hidratación y les tomaban la tensión.
A las 10:47 el Monseñor dictó la oración y el saludo fraternal de la paz. Para minimizar el contacto físico, el público alzó sus manos y chocó los puños con las personas a su alrededor.
Minutos después, el padre Armelim de Sousa anunció que se llevaría a cabo la comunión.
Para ello contaban con 8 ministros, cuatro en las zonas laterales y cuatro en el centro, para que la mayoría de personas pudieran comulgar.
De Sousa especificó que solo podrían formar parte de la comunión aquellos preparados previamente.
Es decir, niños que cumplieron con la primera comunión y adultos que se hayan confesado ante un padre en las últimas semanas.
De igual manera recalcó que, quienes estaban preparados y no pudieron ser parte de la comunión durante la santa eucaristía, los ministros los recibieron una vez terminada la misa.
"Gloria al Bravo Pueblo"
La comunión concluyó a las 11:00 de la mañana; el párroco de la Basílica señaló que “como tradición” se cantaría el Himno Nacional mirando fijamente al Nazareno de San Pablo.
Para despedir la misa, el Monseñor Rivas agradeció la presencia de los feligreses y al padre De Sousa por su bienvenida al emblemático templo de Caracas.
A las 11:07 de la mañana, el Obispo Auxiliar Lisandro Rivas despidió con bendiciones a los creyentes que participaron en la cuarta de las 7 misas pautadas.
Finalmente, el párroco bendijo los objetos religiosos que traían consigo los fieles, como estampillas, palmas, rosarios, escapularios y agua.
Poco a poco la multitud fue dejando las instalaciones de la iglesia, no sin antes tomar una foto del Nazareno para llevarse un recuerdo de la primera Semana Santa, con público desde la llegada de la pandemia.
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